¿Qué hace un curador de arte?

¿Qué hace un curador de arte?

Autor: José Ortiz Follow // Tiempo de lectura 10 min

Siempre que logro sacar el rato para visitar una exposición me tomo el tiempo para leer los créditos y le pongo mucha atención a quién ha sido el curador de la muestra, quien hace la museografía, quien ha diagramado el catálogo y hasta en donde se ha hecho la impresión del libro. Me parece sumamente interesante conocer quien ha sido la persona que ha guiado a todo el equipo a construir la exposición que voy a visitar. Para muchas personas toda esa información parece algo poco relevante y pasan de largo sin prestarle atención, sin embargo, no hay duda de que una buena curaduría puede significar la diferencia entre una muestra excepcional o una mediocre. Ejemplos sobresalientes que vienen a mi mente son la exposición de Max Jiménez: un artista del siglo (2000), con curaduría de Alina González, recientemente revisada en Áncora en un texto de Don Wálter Fernández y Ana Grace Jiménez; la exposición de animalística de Manuel Zumbado curada por Don Efraín Hernández y Klaus Steinmetz (1994), la muestra de arte hecho por mujeres denominada Cronologías de lo invisible (2023) basada en el trabajo de Susana Sánchez Carballo y Sussy Vargas Alvarado y más recientemente el trabajo de Ericka Solano Brizuela y Byron González para la exposición Guanacaste: paisaje cultural (2024) en la Escuela Casa del Artista.

Manuel Zumbado

Ese menosprecio del público por la labor del curador y su equipo también a permeado a un puñado artistas que consideran que su obra está por encima de toda valoración realizada por alguien que no sea el mismo artista (tremenda osadía tratar de interpretar o darle contexto a un trabajo que para ellos es básicamente una manifestación divina en este mundo terrenal) y ello se convierte en la justificación para exponer cualquier cosa que lleve su firma. También sucede que algún artista joven logra hacerse un campo en un espacio expositivo sin que el espacio le de el acompañamiento necesario; realiza una buena propuesta pero no existe la figura del curador y tiene que construir su muestra basado en su propio conocimiento e interpretación, lo cual no está mal; sin embargo, en muchas ocasiones se termina dejando la parte pedagógica y de difusión cultural en un segundo plano. Son muchas las ocasiones en las que uno asiste a una exposición y el museo o galería no se ha molestado en construir un texto curatorial o al menos de hacerlo accesible de alguna forma, no hay un interés por divulgar la información, aunque en ocasiones existe una investigación sólida de fondo. Aún más grave es el hecho de que se consigne el nombre de un curador, pero que no exista una curaduría como tal, o al menos no una evidente y se le atribuya esa función al que se encargó de prestar el local o de financiar los enmarcados.

Exposición "Cronologías de lo Invisible"

A pesar de ese panorama, es claro que la función del curador de arte es fundamental para darle profundidad y carácter a cualquier exposición. Para Antonio Rojo, “el curador y su equipo de trabajo deben tener la autoridad intelectual suficiente para legitimar el carácter y la condición museable de los objetos que van a exhibirse”. Qué difícil es hablar de autoridad en nuestro medio, parece algo prohibido, cuando por el contrario, esa validación que brinda el curador viene de una trayectoria comprometida con la investigación y la pedagogía, o al menos así debería ser. Para Virginia Pérez Ratton “el público en general mantiene cierta reserva, y en el mejor de los casos, considera al curador desde una perspectiva de poder ejercido a partir de un criterio personal, y en el peor, como un charlatán que usa la retórica para sostener lo que otros consideran indefendible”. Es aquí dónde debe resaltarse el carácter profesional del curador. La persona a quién se encargó el desarrollo de una exposición lleva consigo la responsabilidad de generar conocimiento con respecto a un artista o a un grupo de obras, sin importar el tema se trata de construir cultura y ese debería ser el fin de toda exposición. No concibo una exposición cuyo único objetivo sea apilar obras en un recinto, como bien me lo dijo un buen amigo en una conversación, no es lo mismo curaduría que colgaduría.
Otro punto importante al que también se refiere Pérez Ratton es el hecho de que el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo fue la primera institución museal en donde al curador jefe se le otorgó el rango de un subdirector artístico, con poder de decisión sobre la programación, y no un estatus de técnico como en todos los demás, subordinado a las Juntas Directivas y en palabras de la misma autora: a sus “veleidades”. Esto, aunque parece poca cosa es fundamental en la labor curatorial y aún hoy en día existe un “lobby” del que poco se habla para exponer a tal o cual artista.

Virginia Pérez Ratton

 

Como profesionales dedicados y formados en la Historia del Arte, los curadores tienen la responsabilidad de recolectar, preservar, estudiar, interpretar y exhibir obras de arte en beneficio de un público. Deben conocer cuáles son los objetivos del museo y defender sus intereses, con estricto apego a los valores éticos y mostrando lealtad hacia el lugar dónde trabaja.

Hace ya algunos años, en una visita a la Universidad de Costa Rica, el curador español Juan Ramón Rodríguez, era enfático en afirmar que “el curador debe ser consciente del ámbito en el que se trabaja, conocer los resortes y las claves que conforman el sistema del arte contemporáneo y sobre todo,  hacerse muchas preguntas, saber hacer preguntas al público y a la obra y manejar una serie de habilidades operativas que permitan materializar esas ideas”. A primera vista parece ser una tarea no tan compleja, pero resulta inalcanzable si el curador no sale de sus cuatro pareces y no conoce la comunidad y no entiende el contexto en dónde desarrolla su trabajo. Para esto hay que salir a caminar, conocer lo que está sucediendo en el país, visitar talleres, no solo en las zonas urbanas, no solamente a los artistas de moda, sino de manera inclusiva y democrática, lo que lleva a la construcción de una imagen clara de lo que está pasando en la escena cultural de nuestro país.

Portada del catálogo de Guanacaste: paisaje cultural
Para Max Hernández, curador y crítico de arte “en la curaduría está presente la función de articular objetos artísticos, pero también actividades y discursos”. La organización de seminarios o simposios, charlas o conversatorios también forma parte de la actividad diaria del curador y debe ser uno de sus objetivos. Este tipo de actividades no se debe limitar aun público académico, sino que también debe ofrecer actividades para el público casual que no necesariamente está interesado en la escena artística pero quiere un mayor conocimiento sobre un tema determinado o simplemente quiere informarse sobre sobre un artista o una obra.

Inmerso en un mundo colmado de creadores, el curador se encuentra ante el reto de definir que debe estar dentro de un museo y creo que hay una máxima que siempre debe guiar a los responsables de semejante tarea: no se debe adquirir lo que no se puede cuidar. En la medida en que los recursos financieros sean insuficientes es importante tener control sobre el contenido y el tamaño de las colecciones. Tan importante como que adquirir es tener parámetros claros de lo que no se debe coleccionar y aún mas de lo que se debe sacar de la colección. Si, esto último suena muy mal, pero es una realidad. A nivel internacional son cada vez más los museos que están vendiendo arte de artistas sobre-representados en colecciones públicas para ofrecer un espacio a minorías o grupos que tradicionalmente se han quedados fuera de esos espacios culturales. Todo esto implica un esfuerzo en la planificación e investigación sobre cuál es el norte de un museo y cuál pretende ser su impacto en la comunidad.

Un museo es un lugar donde se materializan la manera de entender el mundo de quienes organizan, financian y tiene control sobre los espacios de exposición. Debe ser un lugar dónde se debaten ideas, se plantean problemas, se enseña y se aprende. La labor del curador es amplia y fundamental y no debe reducirse a colgar cuadros con una bonita luz. Se han hecho esfuerzos muy importantes por consolidar la labor curatorial, sin embargo, son las mismas personas que ejercen esa función las que tienen que lograr mediante el trabajo consistente que se reconozca su labor y con ello crezca día con día el interés por el Arte, siempre teniendo presente que la curaduría se basa en conocimiento y el conocimiento no llega si no es con el estudio y la investigación constante.

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2 comentarios

Hola Nana, la idea es que se hable de estas cosas, hay limitaciones de presupuesto y mil y una cosas que limitan el trabajo de los curadores pero creo que si se puede mejorar y creemos que hay que generar discusión para que las cosas vayan por mejor camino

JOSE ORTIZ

Me parece muy importante la labor que hace masa crítica al lanzar este tipo de cuestionamiento, dejando una puesta abierta para continuar con el debate al rededor de éste tema poco comentado

Nana Jiménez

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