¿Cómo autenticar una obra de arte?

¿Cómo autenticar una obra de arte?

Autor: José Ortiz Follow // Tiempo de lectura 13 min 

 

El mercado del arte siempre ha sido complejo. En él convergen múltiples intereses, desde lo político hasta lo social, pasando por la moda y llegando finalmente al dinero. Lamentablemente dónde hay dinero siempre hay alguien que quiere llevárselo sin la mayor contemplación. Hoy en día circulan en el país gran cantidad de obras falsas, tanto de artistas reconocidos como de otros no tan conocidos y de todas las calidades. Algunas copias son burdas y fácilmente pueden ser descartadas como originales, sin embargo, algunas pueden pasar completamente desapercibidas para el ojo más entrenado. En los círculos de arte siempre han corrido rumores de individuos que se han prestado reiteradamente para la falsificación de obras, haciendo trabajos de gran calidad y que luego son firmados por delincuentes con el nombre de algún artista famoso y son ofrecidos como gangas en los pasillos de una institución o incluso en galerías. Basta con revisar las redes sociales dedicadas a artistas como Rafa Fernández, César Valverde o Fernando Carballo para observar como en múltiples ocasiones han publicado imágenes de obras falsas que circulan entre coleccionistas. Es un fenómeno que viene desde hace muchos años y en un medio tan pequeño como el costarricense puede causar un gran daño en la confianza de los coleccionistas.

En una entrevista para La Nación, Margarita Morales, abogada del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), explica que el delito de falsificación de arte se considera una estafa, y quien incurra en ella, como lo indica el artículo 216 del Código Penal, puede ser encarcelado por un período que va desde los dos meses a los diez años. La pena se establece según el monto pagado por el comprador y lamentablemente, el proceso judicial suele ser engorroso. Además, los estafadores pueden argumentar haber sido estafados, a su vez, por alguien más. Esa es una de las razones que explican que casi nadie haya interpuesto una denuncia por ese delito.

Tomando en cuenta lo anterior, establecer la originalidad de una obra artística debe ser un paso fundamental para adquirir una pieza. La autenticación es un proceso en el cual se realizan varios actos ordenados con el fin de establecer si un artista es el autor de una obra de arte. De este modo, resulta ineludible la creación de pruebas que verifiquen la relación de la obra de arte con el artista al que se le atribuye. Todo ese trabajo se plasma en el certificado de autenticidad, que al final de cuentas termina siendo una prueba de autoría.

Obra falsa, tomada del facebook del artista

De manera general, este proceso podría resumirse en tres pasos: verificación de procedencia, análisis técnico y opinión educada de una experto.

En primer lugar, la procedencia.  Este punto lo es todo y esa procedencia debe ser documentada por quien está vendiendo la obra. Aquí no hay lugar para historias, deben existir documentos que demuestran el origen de un trabajo y que el mismo pueda ser trazable hasta las manos del autor. En caso de que la obra haya sido comprada directamente del artista debe existir un certificado que pueda ser verificable con el mismo artista o en caso de que el mismo haya fallecido por los designados legalmente para la autenticación de este tipo de documentos. Aquí quiero detenerme un poco, ya que para la mayoría de los artistas la certificación es solamente un documento con la foto de la obra y una firma. Hoy en día esto no es suficiente. Los artistas deben esforzarse por agregar medidas de seguridad que permitan la identificación fehaciente de documentos originales. Troqueles, números de series, marcas de agua y  registros escritos de cuando fueron emitidos y a quien fueron entregados  pueden significar un gran ahorro de tiempo para aquella persona que desea tener claro si un certificado es verdadero. Actualmente está tomando auge la trazabilidad de las obras mediante instrumentos tecnológicos que incluyen tecnologías como la implantación de chips asociados al “blockchain”, una tecnología que permite registrar y verificar transacciones de forma segura y transparente. Se trata de una base de datos descentralizada que almacena información de manera inmutable, ya que una vez registrados, los datos no se pueden cambiar y permiten garantizar trazabilidad y seguridad.

El certificado de autenticidad parece algo trivial, pero con el tiempo ese hoja que se hizo sin mayor preocupación puede ser una prueba sólida de autoría que puede significar la condena de una obra o su confirmación como un original relevante para la historia de un artista.

En cuanto al análisis técnico nuestro país ha dado algunos pasos para contribuir a la autenticación de obras de arte. CONARTE, un proyecto dirigido por Alicia Zamora, ha sido pionero en el estudio técnico de los materiales utilizados por los artistas costarricenses.  Su equipo ha ganado conocimiento no solamente acerca de la forma en la que trabajan los artistas, sino también, de la manera que los falsificadores tratan de imitar esas técnicas. Además, de manera consistente han hecho registros fotográficos detallados de cada obra, lo que se ha convertido en una valiosísima herramienta para determinar si una obra es original.  Las herramientas disponibles en el país son muy diversas, desde técnicas de estudio mediante fluorescencia inducida por luz ultravioleta, la cual permite identificar intervenciones ajenas a la pintura original e identificar y ubicar repintes, hasta la recopilación de muestras tanto de pigmentos como de fibras para estudios mediante microscopia electrónica de barrido (SEM), la cual puede utilizarse como herramienta para analizar la composición química de pinturas y otros materiales. En enero del año anterior se publicó en la Revista Herencia de la misma Universidad de Costa Rica un estudio realizado por Melania Rivera Romero y su grupo de colaboradores en el cual se analizaron dos obras en acuarela: Paisaje con casa campesina y El puente, pertenecientes a la colección del Banco Central de Costa Rica atribuidas al artista nacional Fausto Pacheco Hernández. En él, se realizó un análisis múltiple, donde se aplicaron técnicas no invasivas como la fotografía multiespectral y el uso de herramientas computacionales novedosas como Regions Of Interest y Golden Artists Colors, logrando determinar información valiosa sobre la paleta pictórica y el proceso creativo del artista. Además, se identificaron diferentes patrones que podrían estar asociados con el crecimiento microbiano, constituyéndose en un estudio pionero que corresponde al punto de partida para establecer indicadores que permitan, en el futuro, valorar la posible autenticidad de las pinturas con base en el establecimiento de la paleta pictórica del artista, los materiales utilizados, los procesos creativos y el contexto histórico.

Aún queda mucho camino en la parte técnica, sin embargo, estos instrumentos serán fundamentales en la determinación de la autenticidad de una obra, y a corto plazo, deberán ser parte integral de todo proceso de autenticación.

Quizás la parte más importante, pero a la vez la que puede ser más controversial es la opinión de un experto. Precisamente en ese punto es que el asunto se complica: ¿Quién es el experto que debe autenticar una obra de arte?. Un experto debe tener conocimiento extenso y demostrado de la historia del arte y debe ser capaz de reconocer a profundidad el estilo y las inspiraciones de un artista en particular. No existe un marco jurídico claro que indique cuál debe ser la formación de un individuo para la autenticación de una obra de arte y esto da pie para que curadores, galeristas, familiares de artistas muertos, coleccionistas, artistas e incluso aficionados al arte lleguen a considerarse expertos, sin que medie una obligación o responsabilidad sobre sus opiniones. Ante esa ausencia, es dónde las organizaciones estatales han tomado un papel relevante, ofreciendo la información sobre cuáles individuos tienen las credenciales para autenticar una obra. De acuerdo a la normativa vigente, sólo serán reconocidos por el Museo de Arte Costarricense como curadores de colecciones estatales, aquellas personas que cuenten como mínimo con el grado de Bachiller en Historia del Arte, otorgado por alguna universidad estatal o privada, reconocida por el Ministerio de Educación Pública, o por una universidad extranjera o bien, aquellas que estén avaladas por su experiencia reconocida. Con base en esto, publica una lista de 36 profesionales idóneos, lo que bien podría constituir una guía para tomar la decisión sobre quién puede autenticar una obra de arte.

Obra falsa, tomada del facebook del artista.

En mi caso particular trato de buscar a las personas que han realizado investigaciones sobre el artista, han trabajado con su obra o bien, han desarrollado su catálogo razonado. Creo que ese esfuerzo de investigación le da más credibilidad a la hora de autentificar un trabajo y da más confianza. Además, trato de ser consistente en cuanto a los parámetros de la elección de la persona que quiero que valore mi obra, no puede ser algo a conveniencia, tiene que surgir de una evaluación del curriculum de ese experto y su reputación en el ambiente artístico.

Finalmente, el experto seleccionado realizara un análisis integral de la procedencia, de los análisis técnicos y basado en su criterio y experiencia emitirá un certificado que garantizará la autenticidad o bien, planteará las dudas que surgen luego de evaluar exhaustivamente una obra determinada.

No es hasta que se haya completado todo este proceso que se debe tomar la decisión sobre adquirir una obra de arte.

La autenticación debe ser un compromiso con la preservación de la historia del arte y con el respeto por el trabajo de los artistas. Para Ana Grace Jiménez, especialista en conservación y restauración de arte, es necesario encaminar esfuerzos hacia la creación de comités que permitan la interacción de diferentes expertos para determinar la autoría de una obra y que, como producto de esta investigación se cree una base de datos en la cual se consigne todo el análisis realizado, con el fin de que investigaciones posteriores cuenten con el acervo de información tanto técnica como intelectual que se ha invertido en esa obra y con el tiempo se profundice el conocimiento. Por otra parte, como lo indica Irene Torres, marchante y representante de la obra de Fernando Carballo, se debe constituir una organización de gestión colectiva que trabaje para proteger los derechos de los creadores, algo similar a lo que ocurre con la Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica (ACAM), que ha ejercido esa función en su ámbito desde hace muchos años e incluso mantiene un equipo de especialistas en derechos de autor para proteger la producción artística.

No es sólo una cuestión técnica, sino un delicado equilibrio entre historia, ciencia y la opinión educada de un experto que, a través de sus conocimientos y experiencia, pueden desentrañar los secretos de una obra de arte. Vivimos en un mundo donde la autenticidad de lo que admiramos y coleccionamos es cada vez más difícil de garantizar, sin embargo, eso no debe alejarnos de la búsqueda de la verdad en cada trazo, cada pigmento y cada historia. A medida que la tecnología avanza, la lucha contra la falsificación se vuelve más sofisticada, y los esfuerzos por proteger el legado de los artistas y la integridad del mercado artístico se intensifican, y la responsabilidad como coleccionistas  o compradores de arte debe ser el colaborar para que la adquisición de obras sea un proceso transparente, seguro y justo.

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