Manuel Zumbado: “repicando recio”
Autor: José Ortiz · Follow // Tiempo de lectura 4 min
Hace 31 años se inauguraba en San José una exposición que marcaría historia: Manuel Zumbado en los Museos del Banco Central. En su programa Atisbos, Don Guido Sáenz hacía un vehemente llamado a visitar la muestra, quería “repicar recio”, para que nadie se quedara sin ver la muestra de un joven pintor de escasos 29 años, que inmerso en el expresionismo presentaba un conjunto de obras de gran formato que no dejarían a la comunidad artística indiferente. Una de las exposiciones más significativas para el Arte Costarricense, curada por Efraín Mendez y Klaus Steinmetz, esta muestra se ganó el favor de la crítica costarricense y marcó un hito para una generación.
Desde la entrada, el catálogo, con un diseño impecable y con una impresión de lujo, era un augurio de lo que se venía. Una muestra llena de oficio y técnica, pero sobre todo llena de emoción e intensidad, una audacia que lo mostraba como un artista completo.
Zumbado inicia en la pintura desde niño, compartiendo su pasión por el dibujo con la música. Estudió arquitectura durante dos años y luego pasó a la Escuela de Bellas Artes. Poco tiempo después encuentra en el expresionismo la conexión con la realidad que venía buscando. Encuentra inspiración en el trabajo de Amighetti y Ottón Solís, y luego, gana un concurso en el Instituto Goethe en donde logra viajar a Alemania y observa los trabajos de Baselitz y Lüpertz, y se encuentra con la obra de Francis Bacon. Poco a poco su trabajo asume un compromiso consigo mismo, no alude a lo político, construye un mundo simbólico en el cual se reconoce la violencia que nos acecha.
Zumbado utiliza colores que recuerdan lo latinoamericano, acrílicos densos, en grandes masas, le gusta que el material hable, pero siempre prevalece lo gestual, aunque al final la obra siga siendo figurativa. En su curaduría, Steinmetz, hace hincapié que los animales omnipresentes en la sociedad costarricense se domestican a tal punto que se humanizan: perros que se enfrentan y pelean como corrosiva parodia de la condición humana.
Para Juan García Hortelano, Costa Rica es un país violento en su falsa calma. Profundamente agresivo en su estilo educado y amistoso: “país de fauces dispuestas a hacer su trabajo al menor descuido y siempre de medio lado”., justo como los animales que imagina y dibuja Manuel, animales que son al mismo tiempo símbolo y víctimas de la violencia desatada.
Zumbado en los Museos del Banco Central, es un antes y un después en la plástica costarricense, gracias al esfuerzo de curadores, empresarios y al gran compromiso de un artista con su obra, se concretó una exposición que conmocionó a la escena cultural de ese entonces y debería servir de ejemplo en tiempos en que los artistas buscan intensamente nuevas formas para mostrar su Arte.