
El estilo es como la voz, no como la huella dactilar
Una reflexión del artista Wendell Rivera
Autor(a): Wendell Rivera · Follow // Tiempo de lectura 4 min
Uno como Artista escucha muy a menudo la expresión: "tienes un estilo propio" o "ese es su estilo". En el inconsciente del Artista, esa frase queda grabada y puede volverse una carga psicológica que le impide evolucionar. Es decir, se instala la creencia de que debe seguir en esa línea porque es lo que lo identifica. Pero no es así.
El estilo es como la voz, no como la huella dactilar; la voz cambia según uno va creciendo y envejeciendo. Si hacemos esa comparación, el estilo también está sujeto a transformaciones con el tiempo. La voz puede modularse a gusto según el interés expresivo: cuando relatamos una historia, usamos voces diferentes para un niño, una mujer, un anciano, un animal. Podemos crear una voz enojada, una voz temerosa, una voz ingenua. En cambio, la huella dactilar no cambia, es la misma para siempre.
En ocasiones, el Artista toma su estilo como si fuera esa huella inmutable, y por eso se repite una y otra vez. Pero repetir no es lo mismo que profundizar. Como decía Picasso: "Yo no busco, encuentro". A veces el artista teme que al cambiar de estilo pierda su identidad o que el público deje de reconocerlo. Pero ese temor nace de una confusión: el arte no se trata de ser reconocido, sino de ser honesto. La verdadera identidad no está en las formas repetidas, sino en la intensidad con que se busca. Cambiar no es traicionarse, es escucharse más profundamente. La búsqueda constante lleva a que la forma cambie, a que el gesto se transforme. La idea de "tener estilo" muchas veces termina siendo una exigencia externa más que una necesidad interna.
Es importante diferenciar entre estilo e impronta. Tanto el Artista como el espectador, especialmente aquel que se ha sumergido más profundamente en el lenguaje del arte, deben poder reconocer esta distinción. Un espectador no habitual, con una percepción más pura e inocente, no está condicionado por las etiquetas del estilo, ni por la firma o la marca del creador. Percibe el impacto directo de la obra, sin necesidad de clasificarla.
Con el tiempo, el cerebro va asociando ciertas señales, ritmos, gestos, composiciones, colores o atmósferas a ciertas personas. Ahí está la impronta, la huella profunda del Artista, que no es una fórmula sino un modo de habitar el proceso creativo. “El estilo es una simple manera de decir las mismas cosas con una voz distinta”, decía Jean Cocteau, y tenía razón: es una forma de decir, no una camisa de fuerza.
Sacar de la ecuación la idea de “estilo propio” como una camisa obligatoria abre muchas puertas para la apreciación y creación del arte. El estilo entendido como búsqueda viva es una herramienta; el estilo fijado como marca, solo abre una ventana pequeña a un mundo que es vasto. Hay que permitirse cambiar la voz, deformarla, explorarla. Solo así el arte puede seguir respirando.
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Artista Costarricense
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1 comentario
Empingao💪🤙♥️