
URbano
Autor: Zamorán Fitoria · Follow // Tiempo de lectura 7 min

Recuerdo, al igual que todx humano, el instante en que me enamore por primera vez, lo tengo en mi mente como una captura cotidiana.
¡Atesoro esa imagen! voy ahí cuando está fea la cosa, ya saben, cada unx trae sus cositas ocultas que debe arreglar, pero a veces, escampar del vacilón de la vida e ir hacia ese tal uno mismo, es importante. Pero, ¿cómo llegas ahí?. Luego de un rato, me plantee una hipótesis: ¿y si la ruta fuese ir hacia los otros?, al encuentro con sus brazos. Al final de cuentas, son dos brazos, iguales a los míos. Y si así ¿te abrazas a ti mismo?. No tengo una respuesta, pero comprendo y observo que la gente que admiro se abraza, los veo libremente felices de entregarse a los brazos del otro y de pronto son una sola piña, amarrados con cabuya.
A veces también deciden juntos ser una sola voz. En ese instante, es donde suenan las campanas y veo el brillo más intenso, pero también las proyecciones más complejas. Estas últimas suelen estar detrás de la silueta, aun así, son una sola voz, yendo hacia un completo y complejo lugar común. Tal vez un lugar de encuentro, como una iglesia, un bar, una plaza. Pensé nuevamente: ¿qué hace la gente que admiro?. La respuesta fue lo mejor que me ha tocado descubrir en mi corta existencia, pues a la gente que admiro le gusta trabajar, se levantan bien tempranito a hacer comida para sus esposxs y sus hijxs. En media carrera se dan besitos o pelan los dientes. A veces también nos comunicamos con nuestros familiares de otra raza. Ya saben, ellos ladran, chupetean, mueven la cola y gruñen. ¡Hay que trabajar eso! por ahora pongámoslo en su lugar, atrás.

Con estos difusos elementos, un panorama nada claro y una enorme maleta en la espalda, salimos a buscar la vida. En el camino nos topamos siempre al otro, a veces le llamamos amigo, otros enemigos, esas categorías nos separan, eso ya lo sabemos, ¡algo más que hay que trabajar!.
¡La calle no es justa mae!, me dijo una vez un compa. pero ese compa siempre trata de ser justo y hacer lo correcto, a veces aun poniendo en riesgo lo que más ama. Ese mae no echa pa´ tras, ese cabrón es de los que le pedís ayuda y te cae un terraplén de cuerpo y mente, porque resulta que este Mop es enorme y pelirrojo, así que es imponente.

En el barrio lo respetamos mucho porque si te dice que vas mal, es de poner atención. Lo mismo cuando te dice Mae, póngale, que eso le va quedando bien bonito. Se llama Sebastián Mello, le decimos Sebas. Es un profesional, estudió artes plásticas en la UCR. Muchos en el barrio lo intentamos y no lo logramos, el sí, ha salido en la tele y en los periódicos, se han publicado textos sobre su trabajo, nos explica siempre lo que es un grabado, también cuenta chistes malos, de esos que te dejan pensando y riendo a la vez. Por él fue que siempre he creído que la gente más inteligente es la que sabe reír y trabajar a la vez: un malabar de vida o muerte, al mismo nivel de riesgo que un artista de semáforo, es como tener la boca prendida en llamas y varios machetes afilados en el aire, aun así, sonríe.
Este sábado 25 de mayo inauguró su última muestra de trabajos, así que fui a verlo. La muestra está en Pérez Zeledón, a dos horas y media de Chepe centro. El viaje es un amor, bellos paisajes, buses normales, si se quiere cómodos, por si hay que dormir una siesta. Hace una parada de camino y dependiendo de la hora hay chance de un refrigerio. Yo opté por la siesta mientras los otros comían. Luego de un rato, ellos dormían, y yo, veía por la ventana. Es el cumple de Sebas y quería llegar con todo ese bosque en mis hombros a decirle felix=z cumple, care.... ¡perdón la mala palabra! pero a veces hay privilegios con los amigos que nos hacen sentir que todo es posible.
Cuando llegue a Pérez, lo segundo era salir para la Galería Terraza del Artista, que queda al costado sur del restaurante Todas Tapas, en San Isidro del General. Solo lleva unos minutos ir de la estación de bus a la galería y siempre están los taxistas alrededor. La gente muy cálida, guapa y entrona. Pude ver la muestra con guía e instrucción del mismo artista, pero no solo para mí, para todos. Sebas se acercaba a cada una de las personas y les dedicaba buen tiempo para escucharlas y compartirse a través de su arte.
La muestra lleva por título: Instantes Urbanos. Estaba llenísimo, y en un texto que podíamos descargar directo al celular te daba una serie de ayudas para acercarnos amablemente a su mensaje. Su arte está relacionado directamente con su cotidianidad, según él: son instantáneas honestas de su contexto, es la manera en la que percibe el espacio urbano y señala dos ejes de los que el visitante se puede valer para transitar el espacio común: El individuo y la Infra/estructura:
“Podrán estas imágenes plasmar escenas opacas y tristes, pero es de mi elección, reflejar en ellas una atmósfera positiva a pesar de encontrarme en un vaivén de gustos y disgustos. Chepe es complejo, pero en mis ojos sigue siendo un lugar común. sigo encontrando belleza en la dinámica del transeúnte”.
Sebastián Mello Salaberry, mayo 2024

Desde que leí este fragmento no pude sacar esas imágenes de mi cabeza. Sebas es un genio, artífice y mago que imprime memorias en la retina. Digo mago porque en la inauguración, reprodujo esos instantes, pero no solo en los cuadros, sino también ¡en la inauguración misma!. Llenó literalmente el espacio de contenido, con las formas, colores, composición, materiales y el sonido. Como un artífice, reprodujo sonidos recolectados del ambiente de Chepe, en la sintonía y ecualización exacta, haciendo que todo se mezclara en una forma casi mágica. Chepe se había trasladado a Pérez. Ahí comprendí una parte del texto en la pared que decía que el vínculo entre el motivo representado y las técnicas escogidas habla de las múltiples capas de significado que revela la relación con la ciudad. Cada individuo trae consigo una memoria, y la deposita en ese espacio común, cada individualidad aporta su criterio según sus creencias o conocimiento, cada individualidad aporta una sombra, un ocultamiento, pero es frente al otro que logramos vernos, y por que no, abrazarnos al aceptar al otro.
Instantes Urbanos cuenta las historias de los individuos que habitamos la ciudad en busca de bienestar, los que en el camino encontramos al otro, pero ya no con los ojos llenos de ira y miedo, producto del absurdo pensamiento que convierte al amigo en enemigo, sino a través de los ojos de un artista que te invita a ver el caos como belleza. No soy un conocedor profundo del tema del arte, solo un pasional amigo admirando amigos. Tal vez ese sea el motivo por el que creo que el trabajo Sebastián Mello Salaberry es relevante, porque nos demuestra como ser un hombre honesto, un hombre temprano, un hombre presente.
Gracias.
