Sacudidas del alma: Berny Siles y su Ave María

Sacudidas del alma: Berny Siles y su Ave María

Autor(a): Luis Fernando Quirós Valverde Follow // Tiempo de lectura 8 min


De las artes, la música y la poesía, al percibirlas tocan las más profundas claves pulsionales de nuestra sensibilidad humana (se trata de una energía corporal y de la psique, profunda, que redirige la acción hacia un fin, descargándose al conseguirlo). Pero todo esto depende del dónde, cuándo y quién lee e interprete; además, el contexto influye pudiendo cambiar la percepción del público: No es igual escuchar una Ave María en un templo, sala de conciertos o auditorio, que en un gimnasio, pero en un medio de carencias como el nuestro, lo importante es deleitarnos con lo que nos emociona sea donde sea. El interpretante condiciona al escucha, pero los estímulos, el aplauso, le devuelven la energía del empeño puesto y lo estimula crecer.

Esta complejidad estética introductoria me recuerda la novela “El juego de abalorios” la cual introduce un argumento acerca de lo valioso de la música porque potencia a las naciones y sus poblaciones; escrita por Hermann Hesse, publicada en 1943, tres años antes de que autor alemán recibiera el Premio Nobel de Literatura en los años cuarenta del siglo pasado, su lectura me marcó, y en mi caso personal, en los años ochenta me motivó a inscribirme en la Escuela Municipal de Música de Paraíso, donde conocí a este compositor y conductor orquestal.

Berny Siles Loiza (1974), oriundo de Orosi, distrito del Cantón de Paraíso, es uno de los compositores más prolíficos que conozco, Licenciado en Música de la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica, Premio Nacional de Música 2005, es autor de un Ave María, cuyo estreno mundial se efectuó el 11 de abril de 2025, cantada por la mezzosoprano Ángela Duarte, una composición regia para una tesitura de registros melodiosos, luminosos e incisivos, asimilados por la composición de Siles.

Para esta reflexión en particular quiero hablar del compositor, quien además es director de la Orquesta Sinfónica de la Escuela Municipal de Música de Paraíso, de importante sonoridad orquestal alcanzada con los años (fue creada a inicios de los ochenta). A este autor lo conocí cuando él era colegial del Liceo de Paraíso e ingresó a la Escuela de Música que ahora dirige, tocaba el barítono de la Banda Municipal que aquellos años dirigía el maestro Mauricio Solano Ramírez; gracias a su trabajo tesonero junto con Siles, son formadores de músicos para muchas bandas y orquestas del país, transformando la cultura del lugar, como aprecia la citada novela de Hess.

Este cantón de la provincia de Cartago cuenta con reconocidos intérpretes y compositores, como también escuchas, por lo cual afirmo que urge un auditorio apropiado o sala de conciertos municipal, la iglesia o el gimnasio no son buena madera para escuchar los pianísimos de la orquesta y la mezzo. Don Enrique Meza, Hugo Jarquín, Vinicio Meza, y músicos como Norman Gamboa, director de una orquesta en Estados Unidos, además suma al saxofonista Ricardo José Chávez, destacan en el ámbito de la vida cultural costarricense, entre otros, todos son paraiseños que han contribuido al crecimiento y auge de este arte.

Compuesta para ser cantada por Ángela Duarte, también oriunda de esta ciudad e integrante de la cuerda de violas, con quince años, al igual que la mayoría de los músicos de esta orquesta, entona esta Ave María, pieza de una solemnidad sin parangón e interpretada con aterciopelados acordes y “pianisimos” en contraste con vibrantes “fortes”, sutileza que requiere una apropiada dicción en tanto se canta en latín, y, por si fuera poco, es la oración con que el ángel del Espíritu de Dios saluda a María Virgen, anunciando el dogma de que ella será Madre del divino Redentor. Importa decir que la joven Duarte, además de la viola estudia piano y canto en la misma escuela de Paraíso.

La pieza compuesta por Siles, al estar programada como parte del Concierto Fúnebre de la Semana Mayor 2025, no desborda gozo como sería de esperar, sino un sagrado saludo a la advocación de Nuestra Señora de la Dolorosa, reviviendo en carne propia La Pasión de Cristo llevando el madero en que fue crucificado en la cima del Gólgota.
Hablamos de una oración de dolor, drama melancólico que emerge de las fibras y pulsiones de quien ha sufrido tanto como vivido “la agonía y el éxtasis” de ser artista, creativo compositor e intérprete, pues si es cierto que la joven Duarte aporta con su voz a esta interpretación, la poesía dolorosa que asoma a las notas orquestadas para cuerdas desencadena la vivencia de la Vía Dolorosa de Jerusalén donde transita este drama litúrgico y bíblico.

La mezzo revive la oración a la Dolorosa como si estuviera postrada al pie del altar, que a su vez se identifica con todas las madres sufrientes del mundo: Las madres de los que pierden la vida en las conflagraciones bélicas como la de la faja de Gaza; la guerra que deja destruida bajo la mirada atónita del mundo a una Ucrania ante Rusia; las madres de los migrantes que parten tras un sueño de encontrar un sol que les caliente mejor pero sucumben en la travesía, o las que pierden hijos por tanta violencia que nadie explica y llega a nuestros ámbitos catapultada por el trasiego de droga, y la violencia desenfrenada contra la misma mujer que tanto nos compunge en un mundo inmisericorde.

Consultado el maestro Siles acerca de los caracteres armónicos de esta obra, comenta:
“Se trata de una Ave María en Re menor, para mezzosoprano y conjunto de cuerdas. Obra pequeña de un solo movimiento escrita en dos partes, con introducción en la cual las voces bajas muestran la tonalidad, pero que las agudas, por una masa armónica que presentan los violines, advierte la tonalidad en su plenitud dejándola abierta, en espera de algo más”.

Inicia el texto con la solista cantando el Ave María, y lo hace con el compás de 3x4, seguido del 4x4 y otros recursos de manera que modula la energía que refieren a la música barroca en la manera del desarrollo y conclusión. La segunda parte es el “Santa María Mater Dei, ora pronobis”… Agrega el autor que esta es la segunda que compone con el texto del Ave María, y que piensa crear siete con diversas circunstancias y motivaciones en tanto le interesa la sacralidad y solemnidad que pueda alcanzar con una antología del mismo tema para voces femeninas. La primera la hizo en 2022 para un concierto en la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles y fue para soprano, pero piensa componer una para contralto, para coros hasta alcanzar la cifra de la plenitud y perfección en la numerología bíblica.

Comenté, en textos recientes, acerca de una obra musical de este compositor como la Sinfonía de los elementos, creada para congraciarse con la enormidad de la Madre Natura, “Pachamama”, representada con la espiral de la serpiente ensortijada en sí misma. Esta metáfora motivó a Siles a musicalizar el fuego, el agua, el aire, la tierra, los signos del entorno con un gesto de potencia, como esas sacudidas orquestales que distinguen a sus obras Jerusalén y Reventazón.

Su pieza mayor es el Requiem 2005 (con la cual obtuvo el Aquileo en Música), que en un artículo publicado en la revista Meer Internacional, marzo 2025 https://www.meer.com/es/87669-requiem-giro-del-boomerang), respecto a esta misa dije que coexiste una relación poética entre la materia tierra y el requiem, en tanto es el canto introductorio y final, en cuyo lapso se desprende el abismo de la muerte que nos conduce a retornar al origen, a la gran oquedad (vacío o útero del mundo), donde fluyen los elementos que nos dan todo: vida, simbolizada en el  vientre materno. Un todo asimilado por el bomerán, objeto arrojadizo que al ser lanzado retorna al origen, pero si no sabemos sujetar al regreso nos golpea.

 

 

En “Reventazón”, se siente el carácter impetuoso de aquellas sacudidas de la percusión y el grueso de la orquestación, inyecta la energía misma de las aguas que atraviesan el valle de Orosi y Ujarrás. Son las mismas que al pasar por turbinas hidroeléctricas una y otra vez en ese giro de la física producen el milagro de alumbrar el país derivado de la energía hidráulica. Desde el punto de vista de la Teoría del Caos, los vórtices se generan entre las piedras que dividen las aguas pero detrás de éstas se forma un remolino que puede engullirnos pero también transformarnos: nos traspasan esos bríos creativos manifestados en la caudalosa metáfora del río. 

Algo similar provocó en el concierto del 21 de marzo de presente año, la pieza “El Pinzón cafetalero”, esta avecilla que suele verse en potreros y cafetales de esta geografía. La propuesta del maestro Siles nos hizo sentir el aleteo del pinzón sobre nuestras cabezas, revitalizada con lúdicos giros melódicos que redibujan el paisaje paraiseño al imaginar al pinzón picarse su propia cola en signo de infinito.

Este autor costarricense nos ha sorprendido al componer piezas como la Cantata del Bicentenario 2021 para coro, solistas, locutor y orquesta, estrenada en la Basílica de los Ángeles en Cartago. Su marcha fúnebre Jerusalén es una pieza conmovedora que guarda su estilo con aquellas tremendas sacudidas “Tres efes” en la percusión, cuerdas y bronces, sobre manera la basstuba, contrabajos y violoncelos, y la característica marca del ritmo por los instrumentos percutidos, en particular el redoblante que aporta constancia en el sendero que se mueven las marchas. Este carácter nostálgico evoca el caminar hacia la cripta, que impele a evocar a Chopin con aquel grado de terror por la última morada: la fosa o cripta mortuoria.

Siles escucha a maestros de la música clásica, pero también a los contemporáneos como el estonio Arvo Pärt (1935), quien reinventa la música de estos tiempos, como la dodecafonía, así como lo hizo con la música renacentista, barroca y clásica. A Pärt también lo mueve profundamente el género de la sacralidad con lo que asume un arte de la disidencia, donde un credo se convierte en arte político al contrariar al Estado donde Arvo nació y reside: Rusia.

Importa, para terminar este repaso al arte musical de Berny Siles Loaiza, hablar en especial del Requiem 2005, que es una obra mayor cantada con los textos litúrgicos de la misa de difuntos en el rito católico, pero también develar la estrella o sirio encendido que porta la mezzosoprano Ángela Duarte al interpretar el Ave María.

El 21 de marzo pasado, en un concierto homenaje al natalicio del Benemérito de las Américas Benito Juárez, en el templo católico de Paraíso, dos piezas de su autoría también tuvieron lo suyo, sus sacudidas orquestadas para golpear nuestra sensibilidad ya impactada, como si él, Berny, fuera un pintor tachista de lienzos de abundantes verdes de la campiña paraiseña y de las aguas de sus ríos en cuya composición se sienten correr hacia su destino final: el mar, evocando, y con esto termino, un pensamiento del poeta Kalhil Gibran sobre las aguas del río, las cuales, dice el poeta, tiemblan de terror cuando tienen enfrente al océano que las va a engullir.


De izquierda a derecha: 1 - Presentación del réquiem con estudiantes avanzados y profesores de la Escuela Municipal de Música de Paraíso y el Coro de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica / 2 - Berny Siles dirigiendo al coro y la orquesta durante la presentación de su misa de réquiem / 3 - Presentación del réquiem con estudiantes avanzados y profesores de la Escuela Municipal de Música de Paraíso y el Coro de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica / 4 - Berny Siles dirigiendo al coro y la orquesta durante la presentación de su misa de réquiem / 5 - Presentación del réquiem con estudiantes avanzados y profesores de la Escuela Municipal de Música de Paraíso y el Coro de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica / 6 - Berny Siles dirigiendo al coro y la orquesta durante la presentación de su misa de réquiem

 

 

 

 

Luis Fernando Quirós Valverde

Artista, curador y promotor cultural

 


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