
Nelson Morales: Territorios corporales
Autor(a): Luis Fernando Quirós Valverde · Follow // Tiempo de lectura 8 min
En septiembre de 2021 (aquel tiempo de detención por la pandemia que nos mantuvo eclipsados en nuestra propia isla interior), la revista Meer Internacional publicó una entrevista con este artista mexicano, con mi reflexión y análisis de las vivencias involucradas en su trabajo artístico, que no es sólo captura de retratos fotográficos, pues involucra su propia existencia y el deseo de los otros. Este marzo de 2025, el Museo de la Ciudad de México inauguró una muestra suya curada por Alonso Miranda, titulada “Nelson Morales y otras historias: Muxe, Deseo, Foto, Cuir”, la cual me interesa abordar en esta reflexión para Masa Crítica. Repasar lo escrito en Meer hace cuatro años, explicar la naturaleza de su trabajo en tanto impele a vernos en el doble espejo del arte rastreándonos uno al otro, mirar en la pantalla de la imaginación para reconocernos con ese otro “objeto del deseo”, como diría Bataille, pues, en ese lapso de mutuo reconocimiento, nos percatamos tener un cuerpo que:
Constantemente se da miedo a sí mismo. Sus movimientos eróticos lo aterrorizan (Bataille, G. El Erotismo. 2005. p. 11).

Territorios disientes
Nuestros cuerpos son territorios cada uno con sus grados de similitud o diferencia, raza, creencia, posicionamiento ideológico, preferencias sexuales, pero también pulsión y entraña, o, interioridad con el derecho a vivir. Pero necesitamos saber más de nuestros latidos y jadeos, aprender de aquello que el cuerpo devela con signos, teniendo consciencia de que somos materia y espíritu, lo cual se dice con el lenguaje —verbal y no verbal— la corporalidad; somos «campo de batalla», donde se manifiestan esos enfrentamientos de la existencia.
A finales de los años ochenta e inicios de los noventas del siglo pasado, catapultaron transformaciones fundamentales para el arte de hoy, al percatarnos de que no podíamos hacer a un lado a comportamientos disidentes, en tanto que el arte contemporáneo opta por la globalidad de individuos y su amplia diversidad de prácticas de existencia.
Necesitamos de esta reflexión para comprender el lenguaje fotográfico de Morales quien intrinca su forma de arte con las “muxes”. Estas son modelos a las cuales él accede observando los protocolos de ética y respeto en el nexo que entabla un artista con el sujeto de su creatividad. En tanto él es un investigador cultural, vierte su sensibilidad para captar aquella otra diversidad, la del erotismo de los cuerpos. Bataille aduce que, ante este grado de belleza, se manifiesta terror.

Procesos y espacios de trabajo
Morales comenta que él no tiene un estudio fotográfico, que en la producción de cada pieza dispone lo necesario in situ, ahí donde va a trabajar explora factores atmosféricos, luz, viento, además de costumbres, culturas, condiciones sociales, étnicas, hasta tener un mapeo apto para sus capturas. El entorno posee una voz fundamental en su trabajo.
Todo este protocolo me hace pensar en la foto-performance y en el lenguaje del arte de hoy. La teatralidad que alberga su fotografía, me recuerda a la pintura de Caravaggio, quien portaba al interno del estudio la luz solar, a través de espejos, y de ahí la calidad de iluminación y color que enciende a sus personajes. Motiva a rastrear la psicología del sujeto, el lenguaje de la mirada tan importante en ese universo donde se leen los fulgores en los ojos, los gestos de manos, distancias, entre otros signos no verbales que estudian la kinésica, prosémica y paralingüística.
Pero existe otra realidad en ese montaje del escenario del maestro del barroco romano, y es que al conducir la luz exterior, también se transportan las sombras de la calle, con connotación que esto puede implicar y debido a la violencia que se vive hoy.
Interesa clarificar de dónde viene el interés de Nelson Morales en las muxes, captarlas incluso en el trance de ligar con un camionero en plena vía pública (Palabra de Reina. 2015), o mirarse al espejo ataviando su cuerpo de parafernalia y buqué del trucado, lo cual precede como ritual de erotismo a la toma foto-performática, arte de hoy.
Decía en el artículo de Meer que transcribo algunas partes, que estos exóticos sujetos vestidos con trajes tradicionales e indumentaria de pulcra factura, traen tras de sí una aureola de lo diverso —de muxe—, y los discursos queer acerca del erotismo en el arte contemporáneo, que de alguna manera aún hoy catapultan a los espacios de lo prohibido. El miedo que entraña puede ser un atractor en las relaciones humanas, y en la construcción del sí mismo; conlleva la actitud de cuestionar, tan propia del artista actual al innovar y cohesionar sus discursos críticos, alejándose de lo pueril u ordinario.
Respecto a lo pulsional y al temor, que no deja de consentir este tratamiento del lenguaje, el citado filósofo francés observa el erotismo de los cuerpos, al afirmar:
Si la prohibición deja de participar, si ya no creemos en lo prohibido, la trasgresión es imposible… (Bataille, G. El Erotismo. 2005. p.146).
Intertextualidad
Tal «construcción del sí mismo», referida al inicio, me lleva al emperador romano Adriano, en la novela reescrita por Marguerite Yourcenar y traducida por Julio Cortázar:
He soñado a veces con elaborar un sistema de conocimiento humano basado en lo erótico, una teoría del contacto en la cual el misterio y la dignidad del prójimo consistiría en ofrecer al Yo el punto de apoyo de ese otro mundo (Yourcenar. 2003. p. 20).
Entonces, para volver al arte de Nelson Morales, diría que él evidencia ese «sistema de señales del cuerpo» para maniobrar en los territorios de la sensualidad y, quizás, hasta lo prohibido, que distinguen lo conceptual, tanto como la factura técnica que implica, pero además y en tanto se habla de luz, refiere a las sombras (Jung) con el grado de reyerta que suele observar: “Uno no se ilumina imaginando cifras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad”, diría este psicólogo, documentado por Wikipedia, 2025.
Las muxes

Responde Nelson a las preguntas planteadas en 2021, que éstas son personas LGTBI+, que le interesa observar su identidad, importa conocerlas, perderles el miedo e identificarme con su modelo de vida o actuación social, y aceptación cultural en esta región oaxaqueña donde se les conoce con esta figura «muxes», lo cual deriva del vocablo mujer. Y algo en suma interesante es que se conoce el léxico referido desde los pueblos originarios mesoamericanos. Aquí, comentó Nelson: quiero hacer una confesión: yo mismo me comporté como una de ellas, intentando quizás desafiar ese gesto social que lo reprime provocador de la escaramuza existencial que portamos, como un despeñadero de nuestra existencia en la entraña (Glissant Poética de la Relación, 2018).
Lo expuesto en marzo de este año en Ciudad de México adquiere la connotación de una gran instalación compuesta de sus propias fotografías de muxes, y en la apertura se aprecia a algunas de estas personas ataviadas con sus trajes y fantasías regionales.
Respecto a cómo encontrar a sus modelos, Morales explica: Vivo en pequeño pueblo fuera de Oaxaca, y ahí encuentro muchos e interesantes modelos a rescatar. Manejo la iluminación natural o en otras la artificial, eso me permite aprovechar la emocionalidad de los sujetos que me modelan. Aunque también me adapto a lo que ellas puedan ofrecer, lo importante es que todo fluya, hacerme su cómplice, para propiciar las ideas.
El lugar implica con el resultado, me siento mejor en la naturaleza, tengo una singular fascinación con los verdores en su diversidad de tonos y texturas visuales y las vibraciones que provocan. Esto refiere a una de sus fotos titulada “La gran señora”, una muxe tirada en un pastizal, que a la vez juega con el natural morbo de lo que en algunos lugares llamamos “camas verdes”.
En varios momentos de este acercamiento al fotógrafo, referimos a pulsión, palabra que él define como muy fuerte y debe tocar todas las fibras del cuerpo. Significa alistarse a experimentar cosas extraordinarias: un cosquilleo dentro de sí.
Morales comenta: Ocurrió cuando les propuse a ellas que me maquillara y ponerme una peluca, verme como muxe me impresionó. Importa dejar fluir la pulsión para que puedan suceder otras cosas en la concreción de la imagen.

Una autobiografía
El trabajo de Morales, tal y como lo veo yo, implica la investigación autorreferencial. Es fotografía pictórica, arte acción, nada documental, se da una mezcla de encuadres, comenta: intento hacerlo, nunca planeo la producción, dejo que se manifieste lo azaroso. La vida es el azar, me dedique a esto porque me motiva explorar, solo doy el paso para comenzar y dejo fluir la vida en lo que hago. Hoy soy uno de los pocos autores que abordan el tema de la diversidad sexual, e identidad de género en México.
Trato de probar el momento, crear los escenarios, la puesta en escena para que exista un clímax, un gesto empático al hacer la puesta.
Soy activista social, intento a veces generar una reacción de enojo, rechazo, sobrepasar la negación que tenía sobre mi persona. ¿Me hace eso un investigador cultural? El trabajo que hago es para que no se parezca a lo demás, que aporte a la cultura visual, etnográfica, antropológica y sociología que aporte interés.
Algunas fotos no se publican, cuando puedan herir al modelo. A la hora de hacer la foto trato de dar el paso con mucha contención, pero a veces suceden cosas complicadas de controlar, como el flujo de adrenalina que nos enciende.
Conversar con Nelson Morales implica apreciar sus grandes dotes del arte, pero también cala su personalidad. Me impresionaron sus piezas en la muestra «Mesoamérica Tierra Encendida», en el Museo del Jade y la Cultura Precolombina de San José, Costa Rica, colectiva con cuarenta y cinco artistas, curada por Erandi Ávalos (Mex), Illimani de los Andes (Nic) y LFQ (CR). Más reciente aún fue Mesoamérica Tierra de Huellas en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de San José, 2023-2024, curada por Illimani y quien escribe.

Al observar su trabajo identificamos el gesto de implicar en la obra su cuerpo, su sensualidad, su erotismo, su pensamiento y disenso actual, pero sobre todo un brillo singular que atañe al lenguaje de la mirada, como una pregunta ante los grandes cuestionamientos de la vida y la muerte, pero además refiere al instante del ligue, de conquistar al otro como se aprecia en “Palabra de reina”, 2025.
Cuando trascendió la noticia anunciando los artistas invitados por el curador Adriano Pedrosa a la Bienal de Venecia 2024, reflexioné evocando el trabajo de Nelson Morales. Importa repasar la convocatoria:
La figura del extranjero se asocia al forastero, al straniero, al estranho, al étranger, y así la exposición se despliega y centra en la producción de otros sujetos relacionados: el artista queer, que se ha movido entre diferentes sexualidades y géneros, a menudo perseguido o proscrito; el artista outsider, que se sitúa en los márgenes del mundo del arte, al igual que el autodidacta y el llamado artista folk; así como el artista indígena, frecuentemente tratado como extranjero en su propia tierra. (Adriano Pedraza en Arte al día).
En la apertura de esta gran muestra suya en el Museo de la Ciudad de México, se aprecian a mucho público escuchando sus palabras, y sobre manera la audiencia joven, que ya trae otras neuronas incorporadas a sus estructuras de la personalidad.
Con este acercamiento descubrí el valor, la riqueza creativa y sobremanera crítica divergente, disiente o disidente de Nelson Morales. Mirar esas piezas de su trabajo, es como ver un espejo rotando en todas direcciones del universo poblado de infinidad de miradas, como se ve en ese mural de múltiples retratos en la pared del museo, pero donde una sola es la portadora de nuestro propio signo de identidad.
Referencias
- Bataille, G. El Erotismo. Tusquet Editores. 2008.
- Youcernar, M. Memorias de Adriano. 1979.
- Glissant. Poética de la Relación. 2018
- https://www.meer.com/es/66825-confesiones-autorreferenciales
- https://www.meer.com/es/79880-oscuridades-reflexiones-sobre-el-arte-costarricense-actual
- https://es.artealdia.com/Noticias/EL-TEMA-DE-LA-BIENAL-DE-ARTE-DE-VENECIA-2024-STRANIERI-OVUNQUE-EXTRANOS-EN-TODAS-PARTES
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Luis Fernando Quirós Valverde Artista, curador y promotor cultural
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