Las manifestaciones musicales en el Caribe costarricense
Autor(a): Luis Fernando Quirós Valverde · Follow // Tiempo de lectura 20 min
Entrevista al músico investigador Gerardo Enrique Meza Sandoval
Acercarse a este pianista, docente e investigador cultural y en particular a dos de sus libros de pensamiento crítico: “Música. La iglesia protestante en el Caribe de Costa Rica”, publicado por el Sistema Editorial y de Difusión de la Investigación, SIEDIN, de la Universidad de Costa Rica año 2007, y, “Sonidos mágicos (cultura-afrolimonense)”, publicación de Alma Mater 2010, inmediatamente después de leer “Ideario estético de Joaquín Orellana”, Editorial de la Universidad de San Carlos, Guatemala 2024; además de “Tres compositores Centroamericanos”, también de Editorial Alma Mater, 2015; son una lectura que me sumen en mi propio pasado, cuando pasaba vacaciones en Puerto Limón. Entre la Iglesia Anglicana de San Marcos y el Blaks Stair Line quedaba un templo protestante que me atraía por los cantos, era como volar al cielo.
Repasar estas páginas conmocionó la memoria: evocar una cultura y un tiempo, que al fin y al cabo son las motivaciones para que hoy me interese tanto la música, además de las retretas de la Filarmonía de Paraíso donde resido, y las clases de don Enrique Meza Solano (padre de Gerardo), entre tantos otros matices de la cultura que me formaron. Fueron motivaciones para conversar con él acerca de estos libros, comenta:
“Este libro del historiador limonense Enrique Zapata y fruto de mis investigaciones en aquella cultura en tanto trabajé en la Etapa Básica de Música en la Sede de Puerto Limón, rastreo las motivaciones para conocer la historiografía nacional e investigación de la cultura regional que en particular emerge de mis visitas semanales a aquella sede universitaria”, comenta Gerardo Enrique y agrega:
“El libro responde a la necesidad de llenar un vacío que hasta el momento de publicarlo existía en nuestra historiografía sobre el aporte de las iglesias protestantes a la cultura costarricense y reconocer, a su vez, el papel de la comunidad negra en el desarrollo cultural del país. Asimismo, se analizó el rol de la iglesia protestante, en el afianzamiento e ideologización que la Corona Británica impulsó al seno de la comunidad antillana asentada en el Caribe de Costa Rica”.

- Y ¿por qué Limón y no otras zonas del país, como la guanacasteca en tanto hoy también se habla del sustrato cultural afrodescendiente?
“Trasciende que fue precisamente en Puerto Limón donde florecieron en su máxima expresión estas manifestaciones culturales de las comunidades religiosas protestantes, entre otras razones por el apoyo brindado por la Corona Británica a las iglesias protestantes, en particular a la Iglesia Anglicana, y a su vez por el impulso que el protestantismo dio a la cultura en general como medio de disuasión y coerción, siempre en apego a los intereses de Londres. Nos recuerdan que la Corona Británica utilizó la Iglesia como un medio no solamente evangelizador, sino que también como difusora y defensora de los intereses del Imperio.
- Gerardo Ennrique, ¿cómo vilumbras el origen de esta cultura que ve a su entorno, a los caracteres de su creenciass, visión de mundo, y origen?
“Importa saber, como lo decimos con Zapata en el libro, responde el pianista, que durante gran parte de la primera mitad del siglo XX en Puerto Limón floreció la cultura con gran fortaleza, tanto las iglesias protestantes como la Asociación Universal para el mejoramiento del negro (UNIA, por sus siglas en inglés), que estimularon la creación de todo tipo de orquestas, coros, clubes deportivos, asociaciones de teatro, baile, literatura, escuelas, grupos de niños, jóvenes, mujeres y asociaciones mutualistas”.
Recordando esas nociones y origenes, Meza señala categóricamente que “Ninguna parte del país contaba con una prensa escrita tan prolifera como en Puerto Limón, en donde se editaban periódicos, algunos inclusive diariamente, en inglés, español o en los dos idiomas a la vez. Y no era de extrañar, pues mientras en el interior del país la gran masa de la población no sabía leer ni escribir, en Puerto Limón ya se recitaba a Shakespeare, Dickens y se leía la Biblia”.
Para ser fehaciente con estas acotaciones, agrega: “No por casualidad en el censo de población de 1927 una de las causas que se esgrimen para interpretar el bajo analfabetismo en Limón es precisamente la inmigración antillana, quienes llegaron a estas tierras con un mayor grado de alfabetización que la media de la población nacional. Además, la presencia de gran cantidad de escuelas que funcionaban bajo el paraguas de las iglesias protestantes, a su vez, ayudó a mantener ese elevado estandar educativo y cultural, al menos entre la población antillana”.

La estructura el libro
Está dividido en dos partes. En la primera, que le tocó al historiador Enrique Zapata, se hace una caracterización del protestantismo en Costa Rica y la relación de éste con la transnacionalización comercial. A través de los anales encontrados en el Archivo Nacional, se analiza la instrucción pública en Limón y sus consecuencias en la provincia, para posteriormente analizar la escuela parroquial y su misión ideológica. Se particularizan las escuelas de inglés en tres tipos: escuelas dominicales, escuelas parroquiales y escuelas de inglés.
La segunda parte está dedicada a la actividad musical, elemento de particular importancia en la construcción identitaria de la comunidad antillana. Acota que se ha armado una perspectiva del movimiento coral limonense en el ámbito de las iglesias ya que ese es su marco de desarrollo, a la vez que se enfatiza su papel como organización comunitaria de apoyo social, espiritual e ideológico”.
- ¿Qué detallas o proyectas de esa cultura?
“Se presenta un recuento de grupos y solistas conocidos y observados durante la investigación; tal lista no es exhaustiva pero sí representativa. Se escogió la producción de uno de los miembros del movimiento coral para su observación con el fin de motivar la exploración de otras opciones que existen y que por diferentes razones en esta ocasión no se tuvo acceso”.
Esta investigación del músico paraiseño de la familia Meza, cuna de músicos, compositores, devela que “El libro para la iniciación al piano del inglés William Smallwood, utilizado desde finales del siglo XIX en Gran Bretaña y sus colonias, generó una reflexión sobre la música en el Caribe costarricense que tiene por fin motivar a las actuales generaciones a interesarse por la historia de la música caribeña de Costa Rica que aún está por escribirse. Según los autores los materiales disponibles son tan frágiles como la información oral, que en varios casos es más bien de un carácter melancólico, se sintieron motivados en realizar un intento exploratorio para acercar algunos hechos a situaciones similares en el país y en el resto del Caribe. Por supuesto que la perspectiva expuesta deja más preguntas que respuestas”.
- ¿Cómo concluye este fruto editorial, respecto al carácter de crecimiento o no a una centuria de fundación de la ciudad de Limón, cuando tanto se habla del olvido de los gobiernos que han postrado a esta provincia?
“El olvido del Caribe de Costa Rica, comenta sentencioso el entrevistado, debe buscarse en la presencia de las compañías extranjeras que operaban en la región. El desarrollo de estos territorios estaba confinado a las responsabilidades de las compañías foráneas debido a su tamaño e importancia para el país. Esta tesis se reforzó aún más en 1927, cuando se estimó que aproximadamente el 70 por ciento de la población de la provincia eran extranjeros introducidos por la Northern y la United Fruit para trabajar en el ferrocarril y en las plantaciones. Concluida la actividad de la United y la Northern, el Estado costarricense se aprestó a “descubrir” para el meseteño, las vastas planicies del Caribe y a su vez “civilizar” a los bárbaros que en ella habitan. Este proceso “civilizador” y de conquista aún perdura en la mentalidad centralista. Es más, el descubrimiento y explotación aún continua”.
- ¿Cómo caracterizar al Limón de hoy y la hibridación de su cultura?
“A más de cien años de su fundación, Puerto Limón continúa siendo la ciudad cosmopolita que le caracterizó a principios del siglo XX, una ciudad abierta al mundo con los habitantes más tolerantes del país y los más abiertos y preparados para hacerle frente a los actuales retos de la globalización: sus habitantes son bilingües o trilingües, acostumbrados a relacionarse con personas de otras culturas, con una gran capacidad de adaptación a costumbres y espacios extraños, tal como hacerle frente a las diferentes adversidades del entorno natural y constantemente dispuestos a emigrar e inmigrar de acuerdo a las circunstancias que amerite el momento”.
- ¿Cuál es tu percepción respecto a qué prevalece y hace grande a esta sociedad caribeña?
“En la actualidad la población antillana mantiene sus tradiciones y su cultura que contempla rasgos de su África natal, hoy enriquecidos por nuevos elementos que se incorporan desde el Caribe insular y más de un siglo de contacto cultural y diversas formas de mestizaje con los otros grupos étnicos que cohabitan en el espacio regional y nacional. La mayor parte de los negros todavía hablan un dialecto del inglés denominado mekatelyw; sus costumbres, estilo de vida, alimentación y religión son muy diferentes del resto del país. Sin embargo, los negros de la cuarta y quinta generación están integrándose más y más a la cultura nacional: en la actualidad son bilingües, asisten a las escuelas y colegios públicos y a las universidades públicas, como profesionales se incorporan al mercado laboral del país; deportistas negros defienden los colores patrios y ocupan puestos de representación popular en las diferentes instancias de poder como el Parlamento o las Municipalidades; muchos jóvenes hoy prefieren ser llamados “ticos” antes que ser denominados como afrodescendientes, antillanos o caribeños; mientras, a su vez, mantienen su identificación con la cultura de sus antepasados”.
- Desde el enfoque principal de este abordaje ¿que busca validar dicha multiculturalidad e hibridez religiosa, cual es tu percepción final?
“En tal contexto, las iglesias protestantes de Puerto Limón han jugado un papel de gran importancia en la preservación de ancestrales valores culturales y por el desarrollo de la instrucción como un camino hacia la salvación y el desarrollo de la comunidad negra. Actualmente, en un nuevo contexto, la comunidad negra debe reacomodarse y enfrentar nuevas realidades, nuevas condiciones y circunstancias sociales y de poder, para que, tal como lo señala Moreno Fraginalis, recrear sus componentes euroafricanos en espacios y coyunturas muy particulares del actual proceso de globalización”.
Segundo libro: Sonidos mágicos (cultura-afrolimonense)

Este es el segundo libro con esta focalización etnocultural, publicación de la Editorial Alma Mater 2010, Meza comenta que durante varios años le tocó estar en la Sede Regional del Caribe de la Universidad de Costa Rica, durante ese periodo para compartir de con muchos limonenses que se acercaron al proyecto Etapa Básica de Música.
- ¿De qué frutos nos puedes hablar?
“Armé textos para explicarme algunos fenómenos, lo que me llevó a escuchar charlas, conciertos, estar en ensayos, ceremonias religiosas, fiestas, y hablar con muchas personas. Luego de múltiples lecturas sobre la cultura negra, intenté algunas interpretaciones, lecturas comparativas, entre el calypso y la novela de Quince Duncan. Los Calypsos de Roberto Kirlew “el Buda” la poesía del “poeta muellero” Eloy Alfonso Foster, la poesía de Eulalia Bernard, hasta la novela de Tatiana Lobo titulada “Calypso” y los corales de Malvern Ordain entre otras producciones pasan por mis reflexiones”.
A la pregunta de partida: ¿Qué elementos en común tienen estas creaciones con la tradición ancestral del negro costarricense? Este doctor en artes musicales adjunta un artículo sobre el libro, que fue publicado por Carmen Mauro una de las madrinas del libro; en el cual refiere a esas “culturas de resistencia”:
“El autor reflexiona, entiende y analiza la herencia cultural en toda su dimensión, dentro de un proceso continuo, en donde el ser humano es un sujeto activo permanente en el contexto histórico-espacial al cual puede cambiar y transformar en su dinámica de continua producción de su realidad social. Así las acciones sociales y los mecanismos de cesión histórica se conforman en un nuevo concepto que posee la característica de entender el carácter dialéctico-procesual de la herencia cultural; es en este sentido que existen las culturas de resistencia, opuestas a la oficialidad, a la cultura hegemónica, al canon”. (Mauro, C. Revista Estudios (23) 2010).
Y, dada la necesidad de reconocer esos matices de identidad en el discurso de resistencia a las presiones de la hegemonía cultural vallecentrada, la autora agrega:
“Es en este mismo sentido que el autor reconoce la producción artística en la alteridad; los facores que provocan cohesión y a veces desunión, pero que en ellos siempre está la intención del ser humano que moldea, que adquiere expresibidad en las manifestaciones del día a día, en las necesidades sociales de la comunidad negra limonense, que ha resistido al embate de las fuerzas de otredad, demostrando fortaleza y consistencia”. (Mauro, C. Revista Estudios (23) 2010).
Este asunto de Meza me ancla con la ética de la investigación en artes musicales, en tanto rescatar, documentar y validar la herencia musical de nuestras comunidades y país, que son su patrimonio inmaterial. Acá enlaza con aquello de la no imposición de sí mismo, sino de ayudar al otro a emerger de las sombras y espacios del anonimato. Pero también me liga a su libro acerca del Ideario Estético de Orellana, resuena una importante intertextualidad respecto a la pedagogía del oprimido de Freire, como una práctica de libertad, me evoca aquel librito de los años setenta del siglo pasado y quizás lo que más resuena de ese capítulo de su más reciente libro, es este pensamiento respecto del sonido:
“Toca a los dominados, a los oprimidos, tomarlo, entenderlo, apropiárselo, y modelarlo. Esa es la propuesta que brinda Orellana. Por esto, su estética -en tanto estética del oprimido- no es contemplativa, es de provocación y de creación”. (Meza 2024)
- Para concluir con esta lectura de tus libros, ¿cuál es tu reflexión final, con qué te gustaría provocarnos?
“Ahora que vos lo decías, a la larga un signo importante de mi aporte personal es que mi trabajo se ha desarrollado con compositores de la periferia: Orellana, Sarmientos, Gutiérrez, Alfagüell, el vals centroamericano, Ordain, Kirlew o el mismo repertorio que estoy trabajando con el tenor Marco Antonio López, especialmente la parte de la música latinoamericana y de Centroamérica”.
En esta entrevista al pianista e investigador Gerardo Enrique Meza Sandoval, quisiera para terminar que ennumere los principales frutos de su proceso pedagógico con la comunidad limonense y la cultura afrocaribeña, a lo cual responde: “Me tocó compartir con algunos músicos de diversas agrupaciones, cantantes corales, cantautores, bailarines, pintores de muy diversas localidades de la provincia, con los que obtuve nuevos aprendizajes”. Agrega que eso generó la motivación para acercarse a las expresiones culturales afrolimonenses. “De toda esa época quedan dos libros y algunos artículos publicados en revistas”.
Cuando nuestro entrevistado dice “mi trabajo se ha desarrollado con compositores de la periferia”, nos damos cuenta de que su investigación se relaciona con el Caribe y Centroamérica con lo cual tiene una perspectiva centroamericanista.
