I parte - Cuando el ineludible compromiso de la confrontación se vuelve historia

I parte - Cuando el ineludible compromiso de la confrontación se vuelve historia

Autor(a): Alina González Follow // Tiempo de lectura 12 min

Nota del editor:

Para Masa Crítica es un honor publicar la investigación desarrollada por la artista y curadora Alina González desde el año 1993 hasta el año 2025. En el texto, que será publicado en cinco partes, se ofrece una visión crítica sobre el desarrollo de los Salones Nacionales y el contexto que rodeo ese momento histórico. Estamos seguros que esta información será de gran utilidad para académicos, estudiantes y para cualquiera que tenga interés en el Arte Costarricense.

Cuando el ineludible compromiso de la confrontación se vuelve historia: Salones Naciones 1972 a 1993

 

Este ensayo consiste en un recuento acerca de la I Bienal Centroamericana de Pintura (1971) y lo que sucedió y se escribió en periódicos y catálogos entorno a los “Salones Anuales de Artes Plásticas” (1972-1993). A partir de su realización, estos eventos no mantendrán siempre su mismo perfil, sino que se verán condicionados por los diferentes cambios administrativos y políticos, así como también por las crisis económicas que atraviesa el país. Es de considerar la importancia del papel que juegan los bancos y otras instituciones en cuanto a lo económico, que hacen posible el otorgamiento de los premios. Todo ello, explica en pocas palabras, el complejo entramado vinculado a la cultura. A propósito de los Salones Nacionales surgen muchas interrogantes: ¿A quiénes se les dedican los Salones? ¿Quiénes son los jurados? ¿Qué obras premian?  ¿A quiénes premian? ¿Cuáles son las obras que ellxs premian?, todo esto, para poder entender al fin de cuentas lo que se legitima como arte en el país.

La década del setenta, con el Partido Liberación Nacional en el poder (liderado por José Figueres Ferrer), sería recordada por importantes agitaciones políticas sociales y fuertes pugnas de tipo ideológico. El 24 de abril de 1970, los estudiantes universitarios encabezaban un movimiento popular mediante manifestaciones “reprimidas con violencia” para oponerse de manera radical a la firma del contrato con la transnacional norteamericana ALCOA (Aluminium Company Amalgameted), la cual, habría de explotar la bauxita del Pacífico Sur. “El giro izquierdista aparte de fomentar la crítica de la Costa Rica construida por Liberación Nacional, alentó un aumento significativo de la inversión en educación y en salud, y estimuló la vida cultural del país, que vivió años de oro entre 1970 y 1978.” (Molina, I. Palmer, S., 2000, p.97)

Manifestación contra ALCOA en 1970, encabezada por la Federación de Estudiantes de la Univerdad de Costa Rica

“Por varias razones, este decenio agitado en lo social y político, lo fue también en lo cultural; tanto por el auge que toman ciertas facetas de la producción cultural, como por las nuevas propuestas que surgen desde ámbitos periféricos del campo cultural, y que perfilan alternativas que inciden tanto sobre las características generales que asume el campo en el decenio, como en el intento de hacer propuestas “no oficialistas”, que se apoyan en proyectos políticos de izquierda.” (Cuevas, 1995, p.32)

Distintos sectores sociales e instituciones encargadas de la cultura provocan el surgimiento de un “movimiento cultural”, mediante el cual, intentarían promover “otra” cultura desde otro norte a diferencia de la cultura oficial. Dentro de este movimiento cultural contestario surgen grupos vinculados estrechamente con los partidos de izquierda y sectores populares organizados. Entre estos grupos destacaría, el movimiento de la Nueva Canción (1970); la Comuna (1977), movimiento de teatro Tierra Negra, Teatro Estudio de la UNA, Teatro Experimental y Danzacor y el movimiento cristiano Centro Nacional de Acción Pastoral (CENAP). (Cuevas, 1995, pp.135-136)

Mientras en relación con el Estado, el Partido Liberación Nacional, intentaría, de 1970 a 1978, desarrollar y concretar su plan reformista que principia en las décadas del cuarenta y cincuenta en torno a la creación de nuevas instituciones públicas. Dentro de este marco y una vez creado el Ministerio de Cultura, y Juventud y Deportes (de acuerdo a la ley No.4788 del 5 de julio de 1971) – pero que empezara sus funciones de 1970 durante la tercera administración de José Figueres Ferrer (1970-1974)-, su propósito sería crear una sociedad económicamente estable, pero al mismo tiempo “culta”.

Es así como se reorganizó en 1971 la Orquesta Sinfónica Nacional (1942), y en julio de 1972 se crearía la Orquesta Sinfónica Juvenil a la habría que acuñar la célebre frase como parte de la política liberacionista, dicha por don Guido Sáenz González “para qué tractores sin violines”. Es importante señalar que Guido Sáenz, a partir del año 1956 trabajó como actor con el grupo Teatro Arlequín. Fue creador del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes junto con Alberto Cañas. Y fue responsable en 1971 de la reforma de la Orquesta Sinfónica Nacional y la creación de la Orquesta Sinfónica Juvenil.

Geralds Brown, Director de la Orquesta Sinfónica Juvenil, 1971

Así también, la Compañía Nacional de Teatro (CNT), iniciando sus labores oficialmente en 1971, se crearía por ley, según el Decreto Ejecutivo Nr. 21 19-C del 7 de enero de 1972, con el objetivo primordial de difundir por todo el país el arte teatral. Paralelamente, se inaugurarían, las temporadas de Teatro al Aire Libre en San José (1972) con sede en el Museo Nacional y se organizaría una Cinemateca Nacional ubicada en el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, que luego, al fusionarse con el Departamento de Cine del Ministerio (1973) lograrían dar origen al actual Centro Costarricense de Producción Cinematográfica. (Cuevas Molina, 1995, p.181)

No obstante, los logros del gobierno de poner en práctica su plan de reforma en el plano, no tardaría en ser criticado en cuanto a la nueva restructuración de la Orquesta Sinfónica Nacional, pues se argumentaba haberse convertido en una ejecutante de música extranjera en detrimento de la creación musical costarricense. Al mismo tiempo, la contratación de músicos extranjeros en sustitución de los músicos nacionales despedidos, al igual que sucedería en relación con la contratación de actores extranjeros dentro de la Compañía Nacional de Teatro, sería un blanco perfecto para la crítica en los medios de comunicación. En el Periódico La República así se lee: “la irrupción de extranjeros en nuestra vida nacional ya es algo que se ha generalizado tanto, que casi nos duele. La verdad es que Costa Rica es el paraíso de los extranjeros.” (Cuevas, 1995, 174)

Con respecto al libro Para qué tractores sin violines escrito por Guido Sáenz en donde justifica la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional con músicos extranjeros, como también su director Gerald Brown, el músico e investigador José Manuel Rojas señala que el día “del debut de la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección del director Gerald Brown en 1971, los músicos despedidos a manera de protesta, aprovecharon la ocasión desde la galería de manifestar su descontento, arrojando hojas de papel al público donde “expresaban cómo y por qué la nueva orquesta se fundaba sobre “el dolor y la angustia de muchos hogares”, además del sentimiento de humillación de los 31 músicos desplazados por la renovación. (Rojas González, 2015, p.169) La vinculación de la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional con la “música clásica” y “cultura superior”, (Rojas González, 2015, p.171). Según el discurso de la política liberacionista relativo a la “música clásica” en Costa Rica tiene incongruencias y falacias lógicas (que) ha sido usado ideológicamente para situarla en la cumbre de la cultura. (Rojas González, 2015, p.172) 

Finalmente, la década del setenta, cerraría dentro del plan de reforma con la creación del Museo de Arte Costarricense, (MAC) de acuerdo con la ley No. 6091. Con ello, la Dirección General de artes y Letras llegaría a ser suprimida y su personal transferido hacia la nueva institución ubicada en el Antiguo Aeropuerto de La Sabana. Así también, las obras de artistas nacionales como donaciones de artistas extranjeros, incluyendo la mayoría de los proyectos pasaron a formar parte del MAC. (Rojas González, 1997, p.77)

El Museo de Arte Costarricense (MAC) creado mediante la Ley N°. 6091 del 7 de octubre de 1977

El ensayista Rafael Cuevas Molina señala que “se puede constatar que, aunque el Estado se convierte en el principal motor de desarrollo cultural de la nación, también se transforma, en un momento determinado en su principal freno, cuando los grupos sociales que ostentan el poder y administran el aparato del Estado perciben que sus propias creaciones se les escapan de control” (Cuevas Molina, 1985, pp. 187-188).

En resumen, si bien tanto el Estado como los distintos sectores sociales e instituciones intentarían estimular la cultura de acuerdo con sus propios intereses, en términos generales, observaríamos que ambas partes llegarían a coincidir en su intento por estimular un arte y una cultura que tuviera mayor “acceso” y participación por parte del pueblo.


Referencias
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15.   Catálogo, (1982-1983). Segundo Salón de Dibujo “Margarita Bertheau”. Museo de Arte Costarricense. Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, Del 15 de diciembre de 1982 al 15 de enero de 1983.
16.   Catálogo, (1982-1983). Segundo Salón de Escultura “Juan Rafael Chacón” Galería Julián Marchena. Biblioteca Nacional. Del 13 de mayo al 12 de junio de 1983.
17.   Catálogo. (1987). Salón de Escultura “Juan Manuel Sánchez (Según el texto, la cita obedece a un catálogo de 1987 y no 1983 como aparece anotado en la bibliografía del Catálogo Salones Nacionales de Artes Plástica (1972-1993)
18.   Catálogo. (1993). Salones Nacionales 1993. Museo de Arte Costarricense.
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Alina González

Artista visual, curadora e investigadora en arte

 

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