Frases que no quiero escuchar cuando voy a comprar una obra de Arte

Frases que no quiero escuchar cuando voy a comprar una obra de Arte

Autor: José Ortiz Follow // Tiempo de lectura 6 min


Coleccionar Arte no es sencillo. Existen diversas motivaciones y circunstancias que determinan la selección de una obra en particular y aventurarse en este mundo complejo puede traer consigo problemas y decepciones. Al inicio, lo más seguro parece ser coleccionar sin mayores riesgos, buscar artistas consolidados y ampliamente reconocidos, sin pensar en que es lo que realmente me gusta o si quiero desarrollar un concepto en particular. Con el tiempo, el conocimiento y la experiencia llevan al coleccionista por caminos más tortuosos que pueden ponerlos en situaciones desagradables y minar su confianza, dando al traste con lo que podría ser una gran colección.

En los años que tengo de andar visitando talleres y galerías han sido muchísimos los momentos en los cuáles he sentido desconfianza e inseguridad al intentar comprar alguna obra y es innegable que existen algunos “galeristas” y “marchantes” que intentan ganar dinero de algún coleccionista a toda costa, sin importar lo que están vendiendo.

Con esto en mente, me puse a recordar algunas frases que de inmediato me hacen sospechar que algo no anda bien:

“Es una obra bellísima, se ve la mano del artista, me la trajo un familiar de él pero no quiere que sepa que la anda vendiendo… el único problemita es que no te puedo dar el certificado”: Esta es una de las frases que he escuchado con más frecuencia. A pesar de que uno se enamore de una obra, hay que tener la mente fría y siempre tener presente que la falsificación de obras en Costa Rica es una realidad. Sistemáticamente se han falsificado obras de Fausto Pacheco, Rafa Fernández, César Valverde, Quico Quirós, Amiguetti, Max Jiménez y muchos otros. Es tan frecuente que incluso las personas que se encargan de certificar y restaurar arte ya conocen el estilo de cada falsificador. Con el tiempo, los falsificadores han logrado perfeccionar su técnica hasta niveles que hacen difícil para alguien que no tiene la experiencia necesaria saber si algo es falso, e incluso, han llegado al punto de falsificar las certificaciones, aprovechándose de una costumbre muy arraigada en los artistas y curadores de no tomar medidas de seguridad para los documentos que certifican una obra como genuina. Las cosas tienen que cambiar y por el bien del mercado del arte se tienen que certificar las obras y mantener un registro en el cual se puedan verificar los documentos que se emiten, o bien, de acuerdo a las nuevas tendencias generar certificaciones por medio de NFT´s que se traspasen al momento de comprar una obra. Es fundamental crear confianza en la persona que quiere invertir en arte y más que una venta, generar relaciones a largo plazo que permitan construir una colección.

“Esa obra es una joya, tiene más de 100 años, estaba un poco dañada pero me la dejaron como nueva”: ¡Eso siempre me da miedo!, la preservación y restauración siempre debe hacerse por parte de profesionales y una mal trabajo puede tornar inservible una pieza valiosa. Es importante conocer la historia de la obra, si es algo histórico buscar fotografías previas, registros, informes de conservación e incluso investigar con expertos si han realizado alguna intervención. Son muchos los ejemplos de obras que actualmente solo les quedan un par de trazos de su autor original. Luego de un sinnúmero de restauraciones en las que se hace un repinte sobre otro repinte termina siendo una obra colectiva de múltiples “restauradores”. Por otra parte, hay que recordar que cada obra tiene una patina especial y por ejemplo, en caso de las obras en papel, el tiempo le da carácter a la obra, le da un sello único y no es necesario mantenerlas con un blanco prístino para asegurar su valor.

“Estos dibujos estaban en el cajón de un escritorio que compré en un anticuario, yo no sé nada de arte, pero parece que son dibujos originales”: En lo que respecta al arte la procedencia es todo. Si uno tiene claro el origen de una obra y el mismo es rastreable eso da la seguridad de que se trata de una obra original. Si en el camino existen vacíos que impiden dar ese seguimiento la certificación va a depender de cuestiones estilísticas y técnicas que a veces no llegan a estar tan claras. Por esto, el comprar una obra “de oportunidad”, sin una adecuada investigación, suele ser un error y esto se hace muy patente en las compras que se realizan en línea, en dónde no se tiene una adecuada procedencia y no se puede examinar con detalle la obra. Lamentablemente, siempre hay que pensar mal, el mercado del arte en Costa Rica se ha vuelto muy complicado.

“Yo creo que esta obra es una muy buena inversión, vos sabes que el artista ya esta viejo y los precios van a subir muchísimo”: Pues si, podría ser, pero no necesariamente la muerte de un artista eleva los precios de las obras. Inicialmente se desata algún grado de ansiedad en los coleccionistas y puede subir el valor transitoriamente, sin embargo, el mismo mercado en poco tiempo tiende a equilibrarse y dar el valor justo a cada trabajo. Existen obras que son icónicas y tienen un valor históricos incuestionable. Sin embargo, existen otros trabajos que no necesariamente representan la producción del artista o simplemente no son de buena calidad a pesar de haber sido hechas por un artista consagrado y ese tipo de obras no va a tener el mismo valor. El hecho de que una obra lleve la firma de un artista no le confiere un valor adicional al que tiene por sus valores estéticos, al fin de cuentas uno no debería comprar firmas, debería comprar arte.

“Esta obra es maravillosa, tiene colores que van con cualquier estilo de decoración, pero sino le sirve le puedo decir al artista que le haga uno con la paleta de color que usted necesita”: Eso si duele. Creo que la obra es producto de un proceso de creación por parte del artista. Como profesional investiga, estudia y busca las herramientas necesarias para materializar una idea o concepto y convertirlo en una obra de arte. Pretender cambiarlo a criterio de un comprador me parece un irrespeto para con el artista, sin embargo, he de decir, que en ocasiones puede más la necesidad de generar ingresos y se ha vuelto una práctica bastante frecuente.

Comprar arte es toda una experiencia y para el coleccionista la calle es su escuela. Durante el proceso se comenten muchos errores que cuestan dinero, sin embargo, hay una forma de evitar esos malos ratos y es, investigando, dedicando tiempo a la lectura y visitando a los artistas, conociéndolos a fondo y por consiguiente a su obra. Existen verdaderos marchantes de arte que han guiado a cientos de coleccionistas a construir colecciones sólidas y valiosas desde cualquier punto de vista, pero también existen individuos que buscan el dinero fácil aprovechando la inexperiencia de aquellas personas que apenas inician su camino en el mundo del arte. Hay que hacer muchos cambios, pero ese proceso comienza por educar al coleccionista de arte y lograr a corto plazo un mercado de arte más trasparente y justo, una tarea que apenas inicia en nuestro país.

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