El Trazo íntimo de Edén Pernía Zumbado

El Trazo íntimo de Edén Pernía Zumbado

Autor: Luis Miguel Morales Aguilar cc Moralegui Follow // Tiempo de lectura 11 min

 

El artista e ilustrador Edén Pernía Zumbado (San José, 1982) presenta su exposición individual titulada Trazo íntimo, en el espacio del restaurante Portón Rojo. La muestra está conformada por cincuenta dibujos de dimensiones similares, ejecutados con técnicas secas, en los que se revela no solo la destreza técnica del autor, sino también una profunda sensibilidad hacia el retrato, el desnudo y las escenas de la vida cotidiana.
Graduado de la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad de Costa Rica –institución en la que también imparte cursos de dibujo y caricatura– Pernía ha forjado su camino entre el rigor del trazo académico y una mirada íntima que busca narrar la experiencia humana a través de la línea. Es además miembro del colectivo de humor gráfico La Zarigüeya, grupo desde el cual también explora las posibilidades de la exageración de las formas (obras que mantienen estas características en la muestra serían: Mowgli , Dibujo en el  Teatro Nacional y La devoción).

En la obra de Pernía es posible también reconocer la huella de estudios constantes y referencias fundamentales, adquiridas en gran parte a través de la lectura de libros de maestros como Andrew Loomis (1892-1959), Gottfried Bammes (1920-2007) o Frank Frazetta (1928-2010). Sin embargo, su desarrollo no se limita a una mirada imitativa; más bien, ha sabido traducir esas influencias en una propuesta personal en la que confluyen la limpieza tonal o monocromática, el dominio del volumen y una línea que respira, que construye formas con economía sin dejar de lado el carácter. Podemos evidenciar estos referentes en obras como Estudio de Figura en el Suelo, Figura en Tinta y Retrato en pincel seco.

Una clave para entender su lenguaje visual está en el entorno académico del que emerge. Durante su formación universitaria, encontró en los cursos de dibujo una exigencia formativa rigurosa, que definió su disciplina técnica y su compromiso con la figura humana. En este proceso, su trazo se afianzó en la claridad estructural y el estudio anatómico –herencia directa de la academia– donde el dibujo no es solo boceto, sino conocimiento en acto, ejemplos de ello son las obras Nigüenta, Mano en Escorzo y Figura y trama.

Una característica que distingue a este dibujante, son los motivos inmediatos que le inspiran, ejemplo de ello lo podemos ver en obras como Amigo en pandemia, Blacky, Gael dormidito y La inocencia, en las cuales podemos sentir una cercanía especial con los referentes, cual si fuéramos espectadores silenciosos en el instante mismo en que se realiza la obra.

Muy cercano al sentido íntimo, pero a la vez humilde del dibujo realizado por Jorge Gallardo Gómez (1924-2002), la mirada de Pernía honra la cotidianidad, y sin tapujos la muestra tal cual es. En sus obras se respira el respeto de una clase media que quiere sobrevivir ante el acelerado rumbo que lleva la sociedad de consumo desmedido, son instantes sin filtros detenidos en el tiempo. Asimismo, en obras como Figura en línea, se percibe una economía expresiva que remite a los dibujos del maestro Juan Manuel Sánchez Barrantes (1907-1990), donde una línea precisa basta para sugerir profundidad, tensión o quietud.

El propio Edén Pernía reconoce que, entre los artistas nacionales, su mayor admiración recae en Francisco Zúñiga Chavarría (1912-1998). De él destaca una cualidad que, a su juicio, lo distingue de muchos otros dibujantes: “...su dibujo no tiene herencia de la foto, sino herencia del mundo tridimensional”. Esta afirmación condensa una visión del dibujo como ejercicio espacial, táctil, siempre con una mirada escultórica. No se trata de copiar una imagen bidimensional, sino de traducir la experiencia del volumen en el plano del papel.

Tal vez como un coqueteo de acercarse a esa concepción, encontramos en la obra de Pernía Estudio del volumen, un ejemplo notable de dicha sensibilidad. Ejecutada con lápiz carbón y difumino, la pieza no se limita a representar un cuerpo: lo construye como un elemento que se debe recorrer. La figura femenina retratada posee una monumentalidad que impone su presencia en el espacio compositivo. Es un bloque orgánico reposado, firme y denso, y que obliga al espectador a determinar con la mirada todo su contorno, como si se tratara de una escultura en sí misma. Aquí, la línea deja de ser un simple borde y se convierte en una membrana que define la tensión entre forma y contra-forma. El claroscuro no busca dramatismo, sino corporeidad. El dibujo se vuelve tridimensional no por artificio visual, sino por comprensión interna del volumen. Obras como Desnudo en Sepia, Estudio de figura y pie, Línea más Clásica, se lucen como un reflejo del dominio anatómico, consolidado únicamente por medio de la práctica constante. Mientras su mirada se vuelve más sutil en obras como La Figura en Reposo, Estudio del gesto y La siesta, en las que domina la ternura del momento en un trazo suave y elegante.

Trazo íntimo es, en efecto, una declaración introspectiva y silenciosa, un manifiesto dibujado que celebra el poder de lo inmediato, de lo sencillo, de lo real y de lo humano. Una muestra que nos recuerda que el dibujo, lejos de ser solo un medio, es también una forma de habitar y exaltar el mundo.

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1 comentario

Muy bien analizada la obra de este gran dibujante, Edén Pernía, un buen amigo mío. Ese trazo, el que se describe en este artículo, visto, no como un borde, sino como una membrana es absolutamente acertado. Edén sabe muy bien cómo doblegar la línea. Me encanta su trabajo.

Arcadio Esquivel

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