
Conversaciones pendientes: una exposición afrocentrada que habita el arte desde la palabra
Autor(a): Eugenia Sánchez Rudin · Follow // Fotografía por Imme Huttmann, cortesía del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. Tiempo de lectura 15 min
Habitar el espacio desde la palabra, es decir, construir espacio a partir de “apalabrar experiencias sobre racismo, memoria, comunidad y los procesos de recuperación de las identidades afro”, es lo que nos proponen las artistas Aysha Morales y Lucía Levy.
Conversaciones pendientes, la exposición temporal que nos atañe, se encuentra en el epicentro del ambiente cultural: nada menos que en la Sala 1.1 del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. Esta exposición, inaugurada desde mediados de julio del presente año, renovó los discursos de la contemporaneidad del arte en este reconocido espacio al abrir sus puertas —y oídos— para convertirse en un espacio afrocentrado temporal. Así, da lugar a una importante población que ha sido históricamente vista como minoría en el país.
Concebida por las artistas como un “archivo de esta práctica artística que ubica su sentido político en el diálogo y el encuentro”, la muestra se fundamenta en una perspectiva profundamente vivencial. Como indican ellas, este archivo surge de “nuestras vivencias como mujeres y artistas afrodescendientes en Costa Rica”, en diálogo con otras personas afrodescendientes.
Relata Aysha —con quien tuve la oportunidad de conversar— que ella y Lucía se conocieron tiempo atrás, pero fue hace algunos años cuando hicieron sinergia en esta inquietud de hablar de la negritud desde un espacio protagonizado por personas afrodescendientes. Así comenzaron a realizar entrevistas con personas afro y se dieron cuenta de que había mucho por dialogar.
Este archivo vivo parece basarse tanto en los rituales cotidianos de encuentro y conversación como en otro ritual más ancestral, que se activa en el espacio si se solicita una visita guiada con las artistas. En cada ocasión, ellas encienden previamente una vela para convocar a sus ancestros al espacio, pidiendo bendición y protección. Un gesto sumamente emotivo para cualquier visitante sensible.
Esta propuesta artística tiene un valor agregado al presentarse en San José, ya que, como señala Duncan en el artículo El negro en la Costa Rica de hoy:
“Si con el Gobierno del Partido Liberación el negro alcanzó a partir del 49 estatus legal de ciudadano, sigue sin disfrutar plenamente de sus derechos y sin ser reconocido realmente por el resto de los costarricenses como ciudadano de primer orden (…) hay en el costarricense de la Meseta Central una actitud que puede degenerar en racismo. Una actitud de desconfianza; y, sobre todo, una actitud despectiva con respecto al negro”.
Estas palabras de Duncan revelan que Conversaciones pendientes tiene fundamento real en un sistema que históricamente ha desconocido la cultura afro y la negritud. ¿Quién mejor para enseñarnos que la misma población afrodescendiente? Por ello, considero necesario hacer una serie de preguntas para prestar oídos a esta invitación al diálogo. Para ello, Lucía nos responde a continuación:
¿Qué prácticas de resistencia afro te interesa visibilizar con más fuerza a través de esta exposición?
La muestra no busca centrarse en la herida, aunque es cierto que los testimonios recopilados revelan que muchas veces es el dolor compartido lo que nos convoca. Sin embargo, prefiero pensar ese encuentro no como un lugar de sufrimiento, sino como punto de partida para la recuperación, que se va tejiendo colectivamente en cada conversación.
Durante el proceso se manifestaron muchas formas de resistencia. Una de ellas fue sostener nuestros propios tiempos dentro de una estructura institucional como el MADC. Este trabajo es procesual, abierto, no parte de una lógica de producto terminado. Eso ya es una forma de resistencia frente a la exigencia de productividad y resultado que muchas veces predomina en el circuito artístico.
También considero profundamente político elegir encontrarnos desde lo sensible, no desde los aportes “esperados” a la cultura nacional. Muchas veces, lo afro solo se valida si produce espectáculo, si brilla en el deporte o si es folclorizado. En cambio, aquí decidimos darle valor a lo cotidiano: sentarnos a conversar, escucharnos, compartir silencios. Nombrar esos actos simples como valiosos es una forma de resistencia que acompaña los procesos de recuperación.
¿Cómo imagina que esta exposición dialoga con generaciones jóvenes afrodescendientes que están buscando referentes y espacios de representación en el arte y la cultura?
La exposición está ubicada justo al ingresar al MADC, como la primera muestra que se encuentra el público. Esto, sumado al programa “Ruta Museos” en colaboración con el Ministerio de Educación Pública, que trajo grupos de jóvenes en visitas guiadas, nos permitió entrar en contacto con nuevas generaciones de forma directa.
Más allá de eso, pienso que la propuesta conecta desde un lugar profundamente humano: somos dos mujeres negras haciéndonos preguntas, buscando construir identidad de forma colectiva. No pretendemos representar estereotipos ni cumplir con las expectativas de lo que “una artista negra” debería ser o hacer. Hablar desde
ese lugar puede abrir la puerta a que personas jóvenes afrodescendientes se sientan llamadas a unirse a la conversación y a reconocerse desde sus propios términos.
¿Qué desafíos persisten dentro de las instituciones culturales para abrirse realmente a narrativas afrodescendientes y cómo piensa que Conversaciones pendientes tensiona o transforma esos espacios?
Las instituciones culturales suelen operar con agendas de representación que responden más a marcos políticos o conmemorativos que a procesos genuinos de transformación. Existe un interés superficial por incluir “lo afro”, pero sin necesariamente abrir espacio a formas distintas de construir, de nombrar, de habitar lo artístico.
Conversaciones pendientes tensiona esas lógicas proponiendo otra temporalidad, otra escala, otro modo de hacer. El proyecto no llegó con una pieza cerrada, sino con un proceso vivo que propone seguir creciendo y generar conversación. Nos posicionamos desde una práctica que descentra la lógica del objeto artístico y privilegia el encuentro, la conversación y la escucha. Esa forma de estar ya transforma el espacio.
¿Cómo entiende la exposición Conversaciones pendientes desde tu propia práctica corporal? ¿Qué resonancias o tensiones encuentra entre lo que el cuerpo recuerda, resiste y celebra, y lo que se propone en la muestra?
La exposición me resuena profundamente desde la relación cuerpo-espacio. El museo, como institución, ha sido históricamente un espacio “blanco” en muchos sentidos. Pero entrar en esa sala —ahora transformada con diferentes tonos de café— genera otra sensación en el cuerpo, una que usualmente no se despierta en un museo.
No venimos del arte visual; nuestro lenguaje viene del cuerpo, del arte escénico. Esa raíz marcó la forma en que pensamos el espacio: como lugar de pausa, de respiración, de escucha profunda. Para poder percibir todo lo que esa sala sostiene, para las voces y las memorias expuestas en la sala hay que ralentizarse. Hay que entrar en otro ritmo. Esa es una invitación corporal.
La exposición invita también a personas no racializadas a escuchar y reflexionar. ¿Qué tipo de reacciones o reflexiones han surgido entre quienes no se identifican como afrodescendientes? ¿Hay ejemplos de “nuevas formas de presencia afro en el arte contemporáneo” que hayan emergido de ese encuentro?
Sobre las reacciones del público no afrodescendiente, hemos visto respuestas muy variadas: desde incomodidad o evasión hasta curiosidad genuina, preguntas torpes y también reflexiones valiosas. Algunas personas se han sentido interpeladas al punto de repensar vínculos afectivos con personas afro en su vida. Incluso ha habido quienes expresaron, por primera vez, un deseo de sanar esas relaciones desde una mayor conciencia.
Respecto a nuevas formas de presencia afro en el arte, no me atrevería aún a decir que esta exposición ha generado algo que no se estuviera gestando ya desde antes. Pero sí sentimos una resonancia creciente, una sensación de que se está tejiendo comunidad entre artistas afrocostarricenses. Y eso, en sí mismo, ya puede aportar un posible movimiento.
¿Siente que actualmente la incorporación de la cultura afro en el currículo educativo costarricense se limita principalmente a la conmemoración del Día de la Persona Negra, o hay avances más profundos e integrales?
Sí, todavía la incorporación de lo afro en la educación costarricense se limita en gran medida a una mirada folclórica. Sin el Día de la Persona Negra como efeméride, gran parte del trabajo de representación y acción afirmativa no existiría.
Eso evidencia que el reconocimiento sigue dependiendo de fechas específicas y no se integra como parte del tejido cotidiano del conocimiento. Aún estamos lejos de una transformación curricular que dialogue con las realidades afro desde una perspectiva crítica, viva y contemporánea.
¿Qué posibilidades ves para ampliar el archivo de Conversaciones pendientes hacia Centroamérica, y cómo imagina que podría dialogar con las experiencias afrodescendientes de la región?
Creo que una posibilidad real de expansión está en tejer redes con espacios culturales, colectivos independientes y organizaciones artísticas de la región. Desde ahí, podríamos seguir creando lugares de encuentro para conversar, compartir y archivar.
Las experiencias afro en Centroamérica tienen sus particularidades, pero también hay hilos comunes: corporalidades racializadas, memorias silenciadas, formas de resistencia creativa. Reconocer esos rasgos que nos unen, y a la vez sostener la pluralidad, permitiría gestar intercambios políticos y artísticos profundamente potentes.
Por todo lo anterior, considero de gran valor artístico y educativo esta muestra, ya que, como también señala Duncan en el artículo antes mencionado:
“Al no incluir en el currículum nada de la cultura negra, la escuela costarricense niega los valores del negro. Una raza es dueña de la cultura. La otra raza es la ignorante. Una raza es la que sabe, la otra es la que aprende”.
Conversaciones pendientes en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo estará abierta hasta Noviembre.
Referencias
- Duncan, Q. (2005). El negro en la Costa Rica de hoy. Revista del CESLA. Universidad Nacional de Costa Rica.
- Visita guiada con la artista Aysha Morales. (2025, agosto 13). [Actividad presencial].
- Entrevista virtual a la artista Lucía Levy. (2025, septiembre 9).