
Contacto Vital: Conexiones Primordiales en el Cuerpo
Autor: Nath Romero · Follow // Blog original // Dibujos por Jose Ureña // Tiempo de lectura 7 min

Narrativas del Movimiento: Identidad y Expresión en Danza. Ensayo sobre la improvisación/danza de contacto, resultado de un laboratorio de movimiento "Metáforas del Tacto" Junio 2024
Escribir sobre danza es buscar el poema que se encuentra en lo mas obvio y simple, por ende lo más ambiguo y hondo. El ejercicio de archivar, racionalizar y escribir las experiencias corporales es igual que intentar calzar el mar en un vaso. Se considera la creación de bitácoras o investigaciones escritas cuando la información obtenida es tan valiosa que merece ser preservada en el tiempo, ampliando así los espacios escritos que conceptualicen, teoricen y piensen la danza.
Al pensar la danza pensamos el cuerpo, al pensar en el cuerpo pensamos en el territorio donde habitan esos cuerpos. Analizamos y desentrañamos este territorio/cuerpo. La danza de contacto es una herramienta para entender el mundo y la humanidad que contiene, desde los impulsos más primarios hasta los más complejo de nuestro inconsciente. Nuestros cuerpos almacenan experiencias y conocimientos que a menudo no son accesibles a través de la memoria consciente, verbal, si no, que se vuelven accesibles en el cuerpo expresivo. La invitación a la exploración, al juego y a la conexión con los además, deja el paso libre al acceso de este conocimientos almacenado en el cuerpo.
La danza permite encontrar el mundo mágico en el momento presente a través de la habilidad física. Entrar en la ficción es el resultado del estudio de uno mismo, como una herramienta de auto-reflexión y de cuestionamiento. Analizarnos y vernos en tercera persona a traves de la practica artística, permite mostrar nuestra realidad. Incluso, cuerpos que son entrenados para la expresividad escenica se ven retados y honestos en la improvisación, resolviendo y encontrando el lenguaje. A diferencia de muchas otras practicas de danza, el contacto y el juego con el otro es en si mismo sensible y delicado, provocando cuestionamientos profundos de nuestra propia realidad y cómo elegimos vivirla.
Acercarnos a la danza desde el impulso interno, revela la complejidad de nuestra mente, competitiva, juguetona, erótica, expresiva y analítica; una mente-cuerpo que reflexiona sobre si misma. Encontrar formas de moverse con otro cuerpo nos sitúa en la creación de danza a partir de estímulos externos, permitiendo encontrar nuestro cuerpo como parte de una composición mas grande y amplia. La danza se convierte así en un laboratorio donde se exploran vivencias inspiradas por estímulos externos, le mundo que lo rodea, quien vive en ese mundo, integrando nuestra percepción del mundo con la expresión física.
Esta exploración sucede gracias a la pauta de trabajo interno que tiene la danza de contacto, donde el bailarín crea su propia narrativa desde sus posibilidades físicas. El proceso de improvisación contribuye a la construcción de identidad, reafirmando quiénes somos al integrar nuestro mundo interior y nuestras capacidades físicas para expresarlo.
Bailar es pensar. Bailar es significar. Bailar es sobrevivir.
La cognición (aprender) es interactiva, no solo toma lugar en el cerebro, si no que se logra a través de los sistemas neuronales, musculares y perceptivos combinados. Empezar a bailar desde un estimulo internos especifico como la piel, las articulaciones o los músculos, desbloquea nuevas formas de pensar. Pensar y traducirlo a nivel fisico.
La danza de contacto se origina desde la "no forma preestablecida" permitiendo que el cuerpo danzante entre en circunstancias y utilice la racionalización de las posibilidades para llegar al movimiento deseado. La danza con otros cuerpos ajenos demanda acceder a diferentes tipos de soporte, ya sea a través de un juego, una dinámica o un acuerdo de movimiento. El interés de la demanda física impuesta al cuerpo y al juego genera un estado de consciencia de atención, permitiendo el “cuerpo interesado”.
Cada movimiento teje una narrativa personal que se teje en el instante, revelando quiénes somos y cómo nos conectamos con los demás. El movimiento revela el deseo, una fuerza que nos mueve, transforma y nos lleva a la expresión. El cuerpo se reconfigura continuamente, explorando nuevas formas de ser y de moverse. Estas formas de moverse le otorgan una forma diferente de pensar y de procesar el mundo a su alrededor, bailar es pensar. Estas configuraciones de deseo, junto con la organización corporal de los bailarines, las trayectorias en el espacio y el dinamismo de la acción, nos ayudan a articular un argumento sobre lo que es el cuerpo, la conciencia y quiénes son estos bailarines, tanto individual como colectivamente.
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Escritora, intérprete y artista navegando el siempre cambiante panorama del arte y la cultura, compartiendo historias, reflexiones que invitan a la reflexión e ideas inspiradoras en el camino. |