Coleccionar con sentido

Coleccionar con sentido

Autor: José Ortiz Follow // Tiempo de lectura 7 min

Todos hemos sido coleccionistas en algún momento. Recuerdo cuando guardaba las paletas de los helados, las pequeñas calcomanías de las Papitosty o las postales del mundial de México 86… pero lo que más recuerdo es el sentimiento de alegría de obtener aquello que deseaba con tanta emoción y que podría atesorar para toda la vida. A pesar de ese inmenso cariño que les tenía, esos “tesoros” fueron desapareciendo.

 


Han pasado muchos años y ahora veo colgadas en las pareces obras de Arte, que al igual que aquellos pequeños tesoros de mi infancia, generan en mi emociones que permanecen vivas a través del tiempo y eso me hizo detenerme a pensar cuál es el sentido de adquirir y acumular obras de Arte.

En esencia, coleccionar es una búsqueda de significado, conexión y pertenencia. Es encontrarse en una obra de Arte. Para algunos, es una pasión nacida de la nostalgia, una manera de capturar y preservar momentos del pasado que tienen un significado especial. Para otros, es una forma de expresión artística o cultural, un modo de participar en una comunidad de individuos con intereses similares. Y hay quienes ven en el coleccionismo una oportunidad de inversión, adquiriendo objetos que, creen, incrementarán su valor con el tiempo.

Comprar Arte termina siendo un acto de Fe, que inicia con el primer contacto con la obra, que puede ser desde lo solemne de una Galería de alto perfil, hasta la intimidad de un pequeño taller de artista. En incontables ocasiones he logrado encontrar sentido en una obra solo por el hecho de tener un conversación con el artista, el intercambio de ideas puede llevar a una mejor lectura y compresión de lo que se nos muestra o bien, puede terminar acabando con la magia. No en pocas ocasiones he desistido de comprar un cuadro luego de compartir con su autor.

 

La primera impresión al apreciar una obra de arte suele generar una reacción que puede ir más allá de lo racional y llevarnos ha mundos insospechados por su creador. Un recuerdo, una imagen de la infancia, un momento en familia, una sensación, cualquier cosa puede terminar siendo el pivote para que en nuestra mente se cree toda una historia alrededor de esa imagen que tenemos enfrente. No se trata simplemente de acumular, sino de seleccionar. Cada objeto en una colección representa una elección deliberada, un fragmento de una narrativa más amplia que el coleccionista está construyendo. Se crea un discurso a partir de las imágenes, cada obra se convierte en una pieza de un gran rompecabezas que va adquiriendo sentido y se va sustentando a si misma hasta lograr coherencia y significado.

 

Al final de cuentas, cada colección es un reflejo de la personalidad, los intereses y la visión de su artífice, una obra de arte en sí misma que invita a ser explorada y apreciada.
Uno de los aportes más significativos del coleccionismo es su papel en la preservación de la historia y la cultura. Más allá de los estético, cada obra es producto de su contexto y su momento y todo ese bagaje es inherente a si misma. Es fascinante descubrir pequeños bocetos en los que se plantó el germen de lo que luego fueron obras maestras. La política, el quehacer diario, la vida en familia e incluso los deportes suelen estar representados en el Arte y este se convierte en un instrumento que permite estudiar y documentar el desarrollo de una comunidad.

 

Es interesante el hecho de que por lo general, los curadores de las galerías tradicionales tienden a regirse por cuestiones más allá del deseo de investigar o crear historias y que tienen que ver con cuestiones de mercado, valores del momento, modas y prestigio. El coleccionista suele ser diferente, con frecuencia no atiende a criterios de mercado, ni piensa en el valor que tendrá la obra o en los posibles herederos, está decido en buscar aquella pieza que le ayude a dar forma a esa idea que llega a constituirse en un objetivo, el deseo de que el cuerpo de obra trascienda y se convierta en una herramienta para que esa pasión sea transmitida a otras generaciones.


Casi ninguno de los que hemos llegado a construir una Colección de Arte, sin importar su tamaño, nos consideramos coleccionistas, creo que esa connotación resulta una carga muy pesada y hasta un estigma, yo prefiero considerarme un guardián de un legado cultural que va más allá de una determinada obra o autor y que más bien busca transmitir un conjunto de ideas y valores a las nuevas generaciones.


Coleccionar no es acumular, coleccionar es tomar decisiones y adquirir obra con un sentido y una intención. En el momento que comenzados a conformar una Colección nos convertimos en constructores de un legado y es nuestra responsabilidad hacerlo respetando los principios de equidad y respeto, para que los artistas puedan crecer y la Cultura se consolide como ese pilar sobre el cual se pueda construir una sociedad más consciente, sensible y justa para todos.

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