
“Arte Costarricense del Siglo XX”: un viaje ameno y revelador por la historia del arte nacional
Autor: José Ortiz · Follow // Tiempo de lectura 5 min
Tuve el privilegio de compartir con don Carlos Francisco Echeverría en la presentación de su libro Arte Costarricense del Siglo XX en el Museo Juan Santamaría. Conozco a don Carlos desde hace varios años y siempre he disfrutado de sus clases y conversaciones sobre el arte de nuestro país. Su hablar pausado, su elegancia, su notable capacidad de comunicación y su profundo conocimiento convierten cada encuentro en toda una experiencia. No es para menos, Don Carlos cuenta con más de medio siglo como testigo y protagonista del desarrollo del arte costarricense. Su primer libro, Ocho artistas costarricenses y una tradición (1977), y posteriormente Historia crítica del Arte Costarricense (1987), ya habían marcado un precedente y aún hoy, continúan siendo herramientas para comprender aspectos relevantes en la construcción de la plástica nacional
Al tener este nuevo libro en mis manos, no cabe duda de que se trata de una obra que refleja fielmente la personalidad del autor: sus gustos, sus ideas, sus preferencias y, sobre todo, su esfuerzo constante por transmitir conocimiento de manera estructurada, pero siempre cercana y estimulante. También vale la pena resaltar que esta publicación es producto de un trabajo conjunto entre una editorial privada: Abyad Editores y la Editorial EUNED, un hecho poco frecuente en Costa Rica.
El texto inicia con una mirada al proceso de transformación que vivió el país a finales del siglo XIX, cuando la república patriarcal dio paso a la liberal. Como lo señala Molina Jiménez (2002), el régimen liberal no solo transformó la economía costarricense, sino que configuró un ambiente cultural en el que el arte comenzó a encontrar sus primeras plataformas institucionales. Echeverría reconstruye este periodo a través de figuras como Lico Rodríguez y Fadrique Gutiérrez, y analiza la importancia del café en la economía nacional por medio de figuras como Juan Rafael Mora y Tomás Guardia. Con ese contexto, se adentra en la influencia de artistas como Tomás Povedano y Enrique Echandi en la incipiente historia del arte costarricense. La atención dedicada a Echandi, presentado con detalle y admiración, permite comprender la relevancia de quien hoy es reconocido como el primer pintor profesional del país.
Paralelamente, la literatura nacional daba sus primeros pasos con Joaquín García Monge y su novela El Moto (1900), obra de profunda raíz humana y resonancia universal, que interactuaría con las inquietudes de los artistas de la época, cimentando así un núcleo de identidad cultural.
Uno de los momentos claves que reseña el autor es la primera Exposición de Artes en el Teatro Nacional en 1928, impulsada por Enrique Laudet y respaldada por Noé Solano y un joven Teodorico Quirós. Este último, convertido más tarde en figura fundacional, captando con maestría la luz del paisaje costarricense y contagiando a toda una generación con su entusiasmo.
A lo largo de las páginas, Echeverría presenta artistas como Fausto Pacheco, Luisa González y Francisco Amighetti, a quien dedica un merecido homenaje ilustrado con algunos de sus mejores grabados, que evidencian su decisiva huella en nuestra historia. La escultura también encuentra un lugar destacado en creadores como Juan Rafael Chacón, Juan Manuel Sánchez y el gran Francisco Zúñiga. El texto se enriquece con imágenes que acompañan y confirman la magnitud de estas trayectorias.
Don Carlos no olvida a una de las mentes más brillantes de Costa Rica: Max Jiménez, ni a figuras como Margarita Bertheau y Manuel de la Cruz González, esenciales para comprender la diversidad de propuestas del siglo XX. Tampoco pasa por alto al Grupo Ocho, cuyo manifiesto de 1961 publicado en la revista Brecha y su primera exposición colectiva marcaron un antes y un después en la historia cultural del país.
El libro también da un lugar a artistas como Dinorah Bolandi, Jorge Gallardo, Juan Luis Rodríguez, Carlos Poveda y Rafa Fernández, ofreciendo un recorrido amplio pero siempre accesible, que combina rigor académico con un tono cercano y pedagógico.
En definitiva, Arte Costarricense del Siglo XX no es solo una cronología ilustrada: es un relato claro y didáctico de los hitos que han construido nuestra identidad artística. Leerlo es como escuchar de nuevo a don Carlos en sus inolvidables clases, con la misma pasión y claridad que lo caracterizan. Gombrich (1950) alguna vez escribió: “no existe el arte, solo existen los artistas”, y la obra de Echeverría logra reunirlos en un relato que los rescata como protagonistas de nuestra historia cultural. En este libro no solamente se documenta, sino que también se rinde un homenaje a la creatividad y a la incansable labor de un autor que ha dedicado su vida a pensar y valorar el Arte de nuestro país.
Referencias
- Molina Jiménez, I. (2002). El régimen liberal en Costa Rica (1870-1914). Editorial UCR.
- Gombrich, E. H. (1950). The Story of Art. Phaidon Press.